Un empate ante Cruz Azul fue el único resultado positivo – si pudiera definirse así – que logró Javier Torrente en el Estadio León, inmueble que en la era del timonel argentino pesó incluso más sobre La Fiera que sobre el equipo rival.

De cuatro partidos jugados en casa en el Apertura 2017, León sólo ha podido empatar uno, un detalle que llama la atención pero no es exclusivo de esta campaña, pues desde que Torrente arribó al banquillo felino el Nou Camp perdió la etiqueta de “barrera infranqueable”.

“Platicaba con algunos de los jugadores, qué pinche presión tenemos en casa, la gente debe apoyar y en lugar de demostrarse un apoyo incondicional, está queriendo que se consiga un resultado que no se nos viene dando”, aseguró el extécnico esmeralda el sábado, en su última conferencia de prensa.

Los números obtenidos parecen justificar la declaración vertida por Torrente y al mismo tiempo, lo condenan, pues de 17 partidos jugados en casa en temporada regular, ocho fueron derrotas, cinco terminaron en empate y sólo celebró cuatro triunfos.

En el Clausura 2017 jugó nueve partidos como local (27 puntos en juego) y solo ganó dos, el primero hasta la jornada 13, perdió cinco y empató dos, concretando el 29% de las unidades posibles (ocho en total).

Las cosas no cambiaron para este torneo, pues el argentino dirigió cuatro duelos hasta este fin de semana, perdió tres, empató uno y de 12 puntos en disputa, consiguió nadamás uno.

En la Copa MX y de visita le fue mejor, pero su misión era rendir bien en casa.

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