Pareciera que no, pero a los hombres también les importa la comida… y su peso. 

La mayoría creemos que sólo porque tengan un metabolismo más acelerado que el nuestro y menos grasa corporal, vivirían una vida comiendo lo que se les dé la gana. Pero no.

Hay desórdenes que afectan a los hombres, a este fenómeno se le llama manorexia.

 Actualmente existe el doble de mujeres afectadas que hombres. Pero según nuevas investigaciones americanas, ciertos problemas alimenticios son más comunes en ellos. 

Por ejemplo, las dietas restrictivas y extremas han ido incrementándose a un ritmo más acelerado en el género masculino, que en el femenino.

Viene acompañado de otras condiciones

 Los hombres con desórdenes alimenticios usualmente lidian con otras condiciones al mismo tiempo, tales como: adicciones, depresión, ejercicio compulsivo y ansiedad.

Porque si no fuera suficiente lidiar con problemas para comer… siempre tiene que salir algo más.

 Los hombres están en mayor riesgo en su década de los 20, que en la adolescencia o incluso en sus 3o’s.

 En un estudio que recopiló la información de 13 mil jóvenes participantes entre 14 y 20 años, se descubrió que la prevalencia de desórdenes alimenticios en hombres incrementaba un 1.2% a los 14 años y un 2.9% a los 20’s.

Hay síntomas iguales en hombres y mujeres

Además de la pérdida de peso, hay otros síntomas universales. Cuando el cuerpo está desnutrido, se cansa rápido y pierde coordinación, teniendo como resultado un incremento de caídas y accidentes.

 El sistema inmune también resulta afectado, aumentando tus probabilidades de enfermarte y mantenerte enfermo por más tiempo porque tu cuerpo no puede luchar contra infecciones.

 Una mala alimentación también puede afectar tu salud mental y emocional. Te costará concentrarte, aprender y te volverás irritable.

Existem síntomas más comunes en hombres

 Los hombres que luchan contra problemas alimenticios tienden a preocuparse en su físico… mas no en su peso. 

Se meten a ciclos peligrosos para aumentar músculo y tonificar. Este tipo de conductas son increíblemente peligrosas porque, para tener buenos y rápidos resultados, terminan usando sustancias que a largo plazo afectan su salud.

 Pedir ayuda no es señal de debilidad, sino de fuerza y valentía.

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