El desarrollo de una prótesis de mano fue el inicio del negocio de Hugo Austria Gutiérrez, llamado Injek-3D.
Este joven egresado de Ingeniería en Mecatrónica, elaboró un prototipo de prótesis de mano en impresión 3D, enfocada en un sector económicamente vulnerable.
La prótesis regular, explicó Hugo, tiene un valor de 100 mil pesos, pero su propuesta no rebasa los 10 mil pesos.
El prototipo elaborado por Hugo fue diseñado para ser impreso en plástico biodegradable, que no rebasa los 100 años en descomposición.
Tras un viaje que hizo a República Checa y luego de estar en contacto con un desarrollador de impresiones 3D, pensó en un modelo de negocio.
A partir de ahí, la elaboración del prototipo le tomó un par de meses; la mano está diseñada a partir de otros prototipos comerciales.
“Todas las prótesis están pensadas para usarse como si no se hubiese perdido la mano”, dice el joven ingeniero.
Cómo funciona
El funcionamiento de esta prótesis es similar al de una mano humana, emplea tendones plásticos que sustituyen a los tendones naturales.
En el antebrazo se instala un circuito eléctrico con motores, lo que permite tener movimientos convencionales.
A través de sensores que se conectan al brazo -sin perforar la piel- se envían señales que van al circuito eléctrico, es decir al ‘cerebro’ de la mano.
El cerebro envía señales de movimiento a la mano, éstas son captadas por el sensor conectado al brazo, y así, esta unión transfiere la información a la prótesis.
Este primer desarrollo generó en Hugo la inquietud de instalar un taller de impresión 3D, en el cual lleva trabajando seis meses.
Esta bodega a puerta cerrada como la define -por no tener oficinas-, ha comenzado a colaborar en el desarrollo de prototipos para otros emprendedores.
A la fecha ha colaborado en el diseño de 20 proyectos, entre carcasas, robots y figuras.
