El sistema de Árbitros Asistentes de Video o VAR, por sus siglas en inglés, ha causado división en su implementación durante la Copa Confederaciones; todos opinamos, algunos a favor y otros en contra. 
Para nosotros, el VAR y las rotaciones de Carlos Osorio en el Tri se han peleado el protagonismo en los últimos días. Ambos, con claros rasgos de decepción.
En esta competencia, hemos visto mucho con el sistema: goles anulados, tantos avalados, festejos ahogados, jugadores perdonados, árbitros evidenciados, partidos cortados y lo que es el colmo, omisiones de quienes observan a través de estos monitores cuando ahí se muestra más que lo indiscutible.
Al final de cuentas, aunque la imagen sea clara, el criterio es el que prevalece y no siempre ese razonamiento es el correcto de parte de los árbitros.
El arbitraje debe trabajar para preparar silbantes capaces de sobrellevar las acciones y decidir atinadamente.
En el último juego del Tri, el central Bakary Gassama fue tan falto de recursos que ni con otras ocho cámaras hubiera salido avante en un juego por demás complicado, trompicado y lleno de peladeces.
El VAR ha sido amigo de los mexicanos en la Confederaciones. Un gol en contra que fue anulado frente a Portugal y varios tricolores que se salvaron de la roja por  peleoneros ante Nueva Zelanda,  han sido los beneficios que las pantallitas le han dejado al cuadro de Osorio.
Es un hecho que la tecnología no suple al buen criterio arbitral y a la facultad que deben tener los silbantes para ser autoridad en los partidos que resultan de riesgo futbolístico. Entre aztecas y oceánicos fue una cátedra de patadas, jaloneos y codazos sin que el nazareno pusiera tarjetas efectivas en el asunto.
Si el VAR fue establecido en el futbol para evitar las malas decisiones, hasta el momento lo podemos considerar como un fracaso. 
La polémica persiste como siempre la ha habido en el mundo del balompié. Sin embargo, esta misma polémica se torna ahora desabrida, sin chiste y monótona.
El futbol no sería el mismo sin la polémica del gol fantasma del Mundial de Inglaterra 66 entre ingleses y alemanes; o la famosa ‘Mano de Dios’ de Maradona en el México 86, que llanamente no sería tan famosa. 
Y si nos vamos más en lo cortito, tal vez el León le hubiera ganado a Tigres en la semifinal del Apertura 2016 o los felinos norteños le hubieran empatado a las Chivas en la última final.
El VAR será ese compadre que vamos a querer de acuerdo a la conveniencia. 
Así, este sistema será efectivo y más que necesario cuando a través de sus ojos electrónicos nos haga ganar un partido. Por el contrario, cuando por este mecanismo nos echen al traste un duelo, estará de más y lo criticaremos a diestra y siniestra.
No estoy en contra de la justicia, pero mientras no se perfeccione el VAR, creo que es mejor seguir aferrados a la bonita costumbre de ver al mismo tiempo a jugadores corriendo como locos festejando un gol, mientras los contras le reclaman airadamente al árbitro y en la tribuna se escuche un colérico grito de ¡NO ERA PENAL!
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