El Municipio restaurará la fachada del templo de Nuestra Señora de los Ángeles, uno de los más bellos y emblemáticos de León, que data del año de 1770 y el cual llegó a ser el centro de ceremonias religiosas de la sociedad leonesa.

El director de Obra Pública Municipal, Carlos Cortés Galván, dijo que el Gobierno del Estado dio una aportación de 2 millones de pesos para la elaboración del proyecto y la restauración de la fachada.

Manifestó que esperan tener ya listo el proyecto en este mes de junio para poder iniciar las obras.

“Vamos a sacarle jugo a ese dinero de 2 millones de pesos para ver cuánto nos alcanza. Haremos lo más que se pueda. El templo de los Ángeles tiene una de las fachadas más hermosas y vale la pena rescatar, dado que es en cantera y con detalles muy artísticos”, señaló el funcionario.

De acuerdo con información proporcionada en el Archivo Histórico de León, la construcción del templo inició entre 1770 y 1780, gracias a la iniciativa de Ana Caballero de Acuña, “pues por el mes de junio de 1799 ya tenía cerradas sus bóvedas y faltaba únicamente el cimborrio (base de la cúpula)”.

Se señala que el primer nombre que se le dio al templo fue el de “Beaterio del Santo Niño de Jesús”, debido a que se construyó a un lado del primer convento leonés que se localizaba en lo que ahora es la secundaria técnica, en bulevar Adolfo López Mateos y calle 20 de Enero.

El cronista de la ciudad, Carlos Arturo Navarro Valtierra, informó que el templo se estrenó el 8 de enero de 1808, por el único párroco leonés que había en esa época, Tiburcio Camiña, a pesar de estar inconcluso.

“El templo de los Ángeles no sólo es un emblema en la ciudad, sino un gran atractivo para el turismo religioso. Requiere de una buena restauración”.

Añadió que un 25 de marzo de 1860 se llevó a cabo la bendición del Oratorio de la Archicofradía del Sagrado Corazón de María, fundado por el padre Ignacio Aguado en 1848.

Se desconoce desde cuándo se le cambió el nombre y se le llamó Nuestra Señora de los Ángeles, pero sí se sabe que su primer capellán fue el padre Ignacio Aguado.

Estilo rococó

Acerca del estilo de este templo, expertos señalan que es un barroco peculiar, pues no es ni salomónica, ni churrigueresca, es casi rococó.

“Deriva sin duda del churrigueresco guanajuatense, pero en vez de estípites, usa pilastras adosadas con medallones en el coro. Las ventanas del coro, las voladas y gruesas cornisas que se vuelven guardamalletas en la calle central, la ausencia de adornos en los entrepaños y la falta absoluta de profundidad en los niños, así lo acreditan”, dice el profesor Jesús Ojeda Sánchez en su libro “León, 500 años de historia”.

Navarro Valtierra señaló que se le han hecho al templo algunas modificaciones en el interior.

“Desaparecieron algunos altares en su interior. Por ejemplo, el altar colateral de arte corintio, dedicado a Nuestra Señora del Carmen, y otros detalles como angelitos. Pero afortunadamente la fachada se ha mantenido, pero requiere una restauración urgente que debe ser conservado para las nuevas generaciones, pues no es ni churrigueresco, ni salomónico, pero si cierta semejanza con el rococó”, explicó el cronista.

Reconoció que durante los años 60 y 70 del siglo pasado era el templo preferido por los leoneses para casarse o realizar ceremonias religiosas, como XV años y misas de acción de gracias.

Actualmente, es uno de los más emblemáticos de la cuidad y se localiza en el Centro Histórico.

“Es un templo con una gran historia, pues su construcción data del siglo 18. El constructor del edificio de lo que ahora es el Archivo Histórico, el padre José María Velarse, colaboró con el altar que estaba dedicado a la Virgen del Carmen”, señaló Navarro Valtierra.

El 2 de noviembre de 1873, el ciudadano Pablo Rojas solicitó permiso para reunir fondos a fin de construir la pequeña torre del templo.

La iglesia ya fue restaurada en una ocasión, conforme a las disposiciones litúrgicas del Concilio Vaticano II, durante la administración del padre José Zárate, con la autorización episcopal y bajo la orden del arquitecto José Martínez Cosio.

“Fue cuando se suprimió el altar mayor del interior, que era todo un retablo hermoso neoclásico y se le colocó el recubierto de cantera en las paredes. Se adaptó un marco de cantera a la imagen Patrona”, platicó el historiador Jesús Ojeda.

Durante muchos años, en este templo estuvo lo que fue el Centro Diocesano de la Hijas de María Inmaculada.

A un lado del templo se localizaba una casona histórica, propiedad del mismo templo, que por falta de mantenimiento se derrumbó hace algunas décadas.

Se tenía el proyecto de construir unan plazoleta o zona peatonal adjunta, “que fue abandonado. pero que hubiera lucido mucho”, agregó Ojeda.

Actualmente, el terreno está en abandono en pleno corazón del Centro Histórico.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *