El Arzobispo de León, Alfonso Cortés Contreras, dijo que la corrupción que hay en todos los niveles, en todo el País, es debido a que la fe cristiana está “divorciada de la vida”.
También manifestó que una de las mayores pobrezas de la sociedad es que se habla mucho y se escucha poco.
Se pronunció a favor de la verdad para combatir la corrupción, la impunidad y la violencia.
“¿Saben cuál es una de las pobrezas de esta sociedad? Que hablamos mucho y hoy, aunque aparentemente estamos muy comunicados, no sabemos escuchar. No ponemos atención a los demás, no vivimos para los demás, no nos inclinamos a los demás”, señaló el Arzobispo.
En la homilía de ayer, durante la festividad del Señor de la Misericordia, en el templo de Lomas de Comanjilla, el Monseñor dijo que “un corazón que escucha, es un corazón del Espíritu Santo”.
“El Espíritu Santo nos hace amar la verdad, el bien y la belleza, que son todo lo contrario a la corrupción, al vicio, a la violencia, al no respeto a la vida”, añadió en su mensaje.
Cortés Contreras mencionó que la primera cualidad de un corazón misericordioso es que escucha bien y a los demás.
“Un corazón que escucha es una buena madre de familia y un buen padre de familia, es un buen ciudadano, es un buen sacerdote, no es funcionario. Cuando el sacerdote no es un hombre de oración, un orante, es un funcionario.
“El cristiano que escucha a Dios, escucha a los demás, es un buen vecino, es un buen estudiante, es un buen trabajador”, agregó.
“Un corazón misericordioso es aquel corazón que predica, que sirve y ama a Dios Nuestro Señor, a la Santísima Trinidad. Es un corazón creyente.
“Cuando la fe cristiana es sólo de vez en cuando, pero no es una forma de vivir, hace falta entrar en el camino de la contemplación. El cristiano es contemplativo, es testimonio de vida. Cuando nuestro cristianismo no es de testimonio, es un cristianismo que no transforma”.
Luego cuestionó por qué hay tanta equivocación en la vocación y tantos fracasos en el matrimonio, y por qué se lastima tanto a la familia y a la vida no nacida.
“¿Por qué hoy hay tanta violencia en la sociedad? ¿Por qué tanta corrupción a todos los niveles en esta nación, cuando la mayoría nos decimos que somos católicos? El cristianismo está divorciado, la fe está divorciada de la vida”, cuestionó.
Finalmente, el Arzobispo afirmó que los cristianos deben hacerse un examen de conciencia y ver dónde están los sentimientos del corazón.
