Nueve goles en tan solo dos partidos contra Pachuca. Cinco en el primero el año pasado y cuatro ayer, ojalá Javier Torrente no estrenara camisas cuando León debuta en el torneo, o al menos no cuando se juega contra los Tuzos.
¿Y si regresa a la cábala anterior?, todavía quedan muchas camisas azules que no se vendieron, esas en tonos claros que auguran un futuro tranquilo y alentador; y es que a partir de ayer, una camisa en color oscuro ya no es opción… por fis, por fin, que no vaya a ser así el torneo.
Todo se sentía diferente en el Nou Camp, tal vez fue el frío o tantas ausencias tanto en el plantel felino como en la tribuna esmeralda, ya ni porque los árbitros estrenaron uniforme, es que ya saben que a León – desde que llegó Torrente – hay que viajar con sus mejores galas.
Ay sí, apláudanme y yo hago como que no me doy cuenta, no “Gullit”, al menos voltea a ver a esa afición que tanto te quiere. ¡Cómo lo extrañaron!, vaya, ni a Fernando Navarro le hicieron tanta fiesta y eso que al menos él hizo algo y anotó gol.
Igual que Maxi Morález ¡que vivan los chaparritos!; y es que ambos jugadores, que no pasan del 1.65 de estatura, lucieron más que el resto del equipo en la primera media hora de juego.
¡Pero mejor dejen algo para los últimos 45 minutos!, goles de León, goles de Pachuca, penales, golpes, amonestaciones… descansen muchachos, no se lo gasten todo tan pronto.
Y es que la suerte de la camisa no funcionó para el segundo tiempo, bueno, sí sirvió, pero para Pachuca, para Hirving Lozano que no puede evitar anotar gol cuando ve a William Yarbrough en la portería. Ay Elías, ¿cuándo regresas?
