Quitamos los extremos, dejemos los escenarios de matar o morir, normalicemos las pulsaciones; dejemos las camisas y sus cábalas y comencemos casi de cero. Para Torrente arrancará una evaluación más apegada a un escenario cotidiano que el extremo donde comenzó.
Situaciones extremas requieren soluciones extremas, Torrente las encontró rápido con un equipo lleno de talento pero que había batallado con el mando de Luis Fernando Tena. Un equipo al que liberó y desde su trinchera cedió parte del mando a sus jugadores. Funcionó. Torrente manejó una situación a la perfección. Salió del último lugar de la general, se calificó como octavo de la general y llegó hasta semifinales. “Wow”, sí. Impensable para cualquiera.
Difícilmente Torrente y el propio equipo podrán repetir una hazaña que lograron el torneo pasado.
Dice la teoría del Shock que después de un evento muy complicado es el momento justo para establecer un nuevo orden, así pasó el torneo pasado.
Hoy el reto para torrente será mantener la regularidad en los resultados, elevar el nivel de juego y comprobar ahora en el torneo Clausura su capacidad para trabajar los juegos previo y durante los mismos.
Los números son avasallantes, logró equilibrar goles recibidos contra los anotados, apagó los incendios y se casó con un 11 y ese 11 se casó con él.
No es sólo el trabajo de Torrente, mucho ayuda la calidad de una de las mejores nóminas de la Liga.
Ya no tiene la cábala de su camisa pero cuenta con la base de jugadores con la que logró una hazaña. Eso es algo que juega a su favor, le ayudará a comenzar pero después tendrá que demostrar que tiene el talento y la capacidad no sólo para apagar fuegos sino para llevar desde el comienzo un proceso, administrar un grupo nutrido de cantidad pero también de calidad, y en el camino lograr una calificación menos tortuosa que el torneo pasado además de mantenerse como un aspirante natural al título.
