Miles de fieles católicos asisten a Cristo Rey a la representación y Muerte de Cristo. Más de 300 cargadores, hombres y mujeres, participaron en el tradicional Viacrucis que inició en la explanada de la Ermita terminó en un pequeño cerro, a unos 600 metros de distancia, cuesta arriba.

En señal de penitencia los cargadores vistieron con un atuendo morado hecho de “Yute”, que es una fibra textil muy rasposa, con la que hacen los costales y 20 de los hombres van cargando una pesada plataforma en la que va una escultura de Cristo, acompañado de un “celador romano” vivo.

Adelante acudió un grupo de mujeres vestidas de negro cargando entre cuatro una pequeña escultura de la Virgen María y en la IV estación salen al encuentro de Jesús. Es la representación del encuentro de Jesús con su madre “de dos corazones unidos”.

El rector de Cristo Rey, el padre Leonardo Lona Patlán es quien preside el tradicional Viacrucis en el cerro del Cubilete.

Un Viacrucis en el que participan decenas de personas bajo la coordinación de Hidelfonso Valdenegro. En esta ocasión Patricia Tovar Valdenegro representa a María, en tanto que Juan Francisco Ramírez la hace de Dimas y Fidel Huichapam Vallejo representa a Barrabas.

El fuerte viento que azotó gran parte de la mañana en el Cerro del Cubilete, y el abrazador sol de medio día no fue impedimento para que los fieles católicos acompañaran en su ruta de las 12 estaciones del Viacrucis.

Todo concluye en la explanada que se localiza en un pequeño cerro, frente a las fondas, donde se suben tres cruces, una donde está la escultura de Cristo acompañado de los dos ladrones, en vivo, Dimas y Barrabás.

El viernes Santo es el más luctuoso de toda la Semana Santa, pues recuerda la muerte de Cristo.

A las tres de la tarde es la hora esperada por los fieles católicos para hora, en que dicen que murió Cristo.

“El Viernes Santo, en señal de luto los templos cubrían las imágenes de Santos y los presbiterios con velos negros; tampoco se oficia la Santa Misa.

Durante el día, la gente pendiente porque decían que el diablo andaba suelto y si alguien se enojaba o peleaba, el maligno tenía permiso para llevárselo al infierno. Los niños se angustian y esperaban ansiosos la llegada del sábado de Gloria”, explica el historiado, Carlos Arturo Navarro Valtierra.

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *