Miles de papeles de colores, chorros de champaña y “We are the champions”, de Queen, como fondo. Ah, y las carcajadas desenfrenadas de Jari-Matti Latvala. Es la parte cumbre en la premiación del Rally México 2016, en el Foro del Lago de Explora.
Latvala, el primer no francés que gana esta carrera desde 2005, celebra como niño, sin quitarse esos lentes amarillos que lo han acompañado en el Mundial por casi una década.
Baña a Seb Ogier, su coequipero y segundo lugar del Rally. También ataca a Dani Sordo, el tercer lugar, y hasta a las edecanes que tratan de cubrirse con una sombrilla.
Es una fiesta que él anima con su carisma y hasta con una que otra frase en español. La más signficativa: “¡Por fin soy La Bala!”, refiriéndose al apodo que le han puesto los aficionados mexicanos y que no había correspondido con alguna victoria aquí.
3,000 aficionados lo aplauden bajo el sol. Lo ovacionan cuando sube al toldo de su Volkswagen Polo y entonan el “¡Olé, olé!”.
Solo se calman cuando toca escuchar el himno finlandés, pero luego, son los miembros de Volkswagen quienes ponen el relajo, amagando con gritar “¡Eeeh, puuu…!”. Se detienen en el último instante y aplauden, seguramente sin saber lo que los aficionados esperaban oír.
Es la fiesta del Rally, una premiación que termina, como debía ser. Se ha ganado a la afición, solo como “postre” a su gran actuación en México.

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