Cuarenta leoneses viajaron ayer a la Ciudad de México para asistir a la misa que celebró el Papa Francisco en la Basílica de Guadalupe.
El grupo partió a las cuatro de la madrugada del templo de San Maximiliano Kolbe, que se ubica en la colonia Panorama.
A esta celebración eucarística en La Villa asistieron más de 35 mil personas que previamente obtuvieron un boleto en las diferentes Diócesis del país.
Alrededor del santuario mariano más grande de Latinoamérica los leoneses se toparon con muchas calles cerradas y vigilancia extrema, además cientos de fieles ya hacían fila para entrar desde las 10 de la mañana.
Durante su recorrido a pie hasta el recinto, los leoneses se contagiaron del ambiente festivo que se percibía en los alrededores. A su paso se encontraron con pancartas y mantas de bienvenida al Santo Padre.
El grupo leonés también portaba banderas, pancartas y distintivos de su lugar de origen.
Alrededor de las 4:45 de la tarde de ayer, cuando Su Santidad entró al Atrio de Las Américas, se podían ver conmovedoras escenas de fieles llorando y vitoreando su presencia.
A bordo del Papamóvil el Sumo Pontífice entró, saludó y repartió bendiciones por los pasillos; recorrió toda la plaza antes de entrar e iniciar la celebración eucarística.
Los leoneses, que llevaban más de cinco horas esperando al igual que los más de 35 mil asistentes, aguantaron el intenso calor.
Dos horas antes ya no les permitieron moverse de su lugar ni para ir al baño y cuando por fin vieron al Papa, emocionados gritaron porras e hicieron “la ola”.
Para todos los asistentes fue una jornada histórica gracias al carisma y bondad del primer Pontífice latinoamericano.
Antes de la misa hubo un momento de tranquilidad mientras el Vicario de Cristo se preparaba para la celebración.
Al interior de la Basílica sólo se permitió el ingreso de invitados especiales, principalmente políticos. Afuera, tanto en el atrio como en las azoteas cercanas, elementos de los distintos cuerpos de Seguridad vigilaban todas las áreas.
La homilía inició a las 5:30 de la tarde, donde exhortó a los fieles a guardar silencio y sólo contemplar a la Virgen.
“No estamos solos, ella está siempre con nosotros”, dijo Su Santidad.
Los cuerpos de emergencia atendieron a varias personas desmayadas por insolación debido a las más de cinco horas de espera bajo los rayos de sol.
El grupo de leoneses escucharon atentos el mensaje del Papa y se sumaron al silencio de miles cuando pidió que lo dejaran orar en silencio ante la imagen de la Guadalupana.
También escucharon a monseñor Norberto Rivera Carrera, Arzobispo Primado de México, quien agradeció la visita del Sumo Pontífice.
“Gracias por estar aquí y permanecer para siempre”, dijo.
Tras la bendición de la corona de oro que el Santo Padre obsequió “como amor entrañable a la Virgen de Guadalupe”, iniciaron las porras para despedirlo.
Sufren por filtros de seguridad
Al menos 10 filtros de seguridad tuvieron que pasar los 35 mil feligreses para entrar a la Basílica de Guadalupe. La intensa seguridad era evidente en cada uno de ellos.
Los asistentes tuvieron que recorrer dos kilómetros a pie, incluso por callejones peligrosos.
A los asistentes se les prohibió accesar con botellas, revistas, contenedores de comida, latas, sombrillas y sillas plegables.
En las esquinas previas a La Villa se podía ver montones de cosas que los fieles tuvieron que dejar antes de ingresar, había hasta cazuelas con comida.
En los alrededores del santuario mariano, en calles y callejones de la delegación Gustavo A. Madero, había vecinos que ofrecían hospedar a los visitantes en sus casas, hasta con desayuno incluido.
Más adelante, en avenidas congestionadas desde muy temprano, comenzaron a instalarse más retenes de seguridad.
En los filtros, controlados por personal del Estado Mayor Presidencial, tampoco se permitía ingresar con laptops, cámaras fotográficas grandes, ni “selfie sticks”.
Después de pasar estas revisiones se llegaba a la avenida 5 de Febrero, junto al Cerro de Tepeyac.
A unos metros más había otro filtro de seguridad donde se instaló un escáner para detectar metales.
Las autoridades colocaron un brazalete a los asistentes para que no cambiaran lugares.
Se tenía que escanear el boleto y en una pantalla se podía observar el registro que te daba luz verde para pasar al último filtro: Un arco detector de metales.
Pese a que la visita del Santo Padre estaba contemplada hasta las cinco de la tarde, los asistentes provenientes de diferentes partes del país comenzaron a llegar desde muy temprano.
Ni las bajas temperaturas de la mañana ni el intenso sol del mediodía detuvieron a los miles de creyentes que, con porras y cantos, aguardaron por más de ocho horas la llegada de Su Santidad.
Anhelan estar cerca
Más de 40 laicos de la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, en Celaya, partieron con rumbo a Ecatepec.
“Es una emoción muy grande ir a ver al Papa, no importan los sacrificios y el frío con tal de recibir sus bendiciones”, expresó Juan Carlos Segura, quien acude acompañado de su esposa y nieta a la misa que presidirá el Papa Francisco.
El autobús partió a las 10 de la noche rumbo al Estado de México.
Para Juan Carlos Segura esta es la segunda vez que estará cerca de un Papa, pues fue a ver a Benedicto a Silao.
“Es un gusto ir a ver al Santo Padre, esperamos recibir sus bendiciones y volver a sentir esa emoción; a veces solo se ve por un segundo, pero vale la pena”, comentó.
Para mayor seguridad hicieron una lista con los nombres y números telefónicos de los viajeros.
Todos los fieles oraron antes de partir para tener un buen viaje.
Y viajan más a Ecatepec
Alrededor de 150 leoneses emprendieron anoche el viaje rumbo a Ecatepec, Estado de México, para participar en la misa que celebrará hoy Su Santidad.
Con gran ánimo, los jóvenes y adultos tenían planeado llegar en la madrugada hasta el Centro de Estudios de Ecatepec para formar parte de las 300 mil personas que podrán asistir al evento.
El padre Cruz Felipe Esparza Martínez, cura de la parroquia de la Purísima Concepción, ubicada en el barrio del Coecillo, encabezó la caravana que se dividió en tres autobuses.
Previo a abordar los camiones, el sacerdote y los viajeros rezaron dentro del templo para pedirle a Dios por un buen viaje.
Durante su mensaje, el párroco recordó que no es un viaje de paseo, “sino de mucha fe y esperanza”.
“No tengo palabras, es una emoción muy grande la que siento de ir a ver al Santo Padre. Tengo ganas de llorar, ir a ver al sucesor de nuestro señor Jesucristo, que viene a dejarnos mucho; vamos con mucha esperanza, vamos con la fe bien puesta”, dijo Gisela Serrano, creyente.
Sonia Rosas Flores, originaria de San Miguel de Allende, también compartió su emoción.
“Vamos al encuentro de Su Santidad, siento mucha emoción porque es la primera vez que lo veré; mi comadre me invitó y esperemos primeramente Dios que todo salga bien”, expresó.
Poco a poco, grupos de familias y amigos abordaron los camiones.
“Ahí ven en la tele cuando le demos un beso al Papa”, bromeó una de las viajeras mientras se despedía de sus familiares.
Convierten calles en hotel
Banquetas, camellones y hasta glorietas se convirtieron la madrugada de ayer en “camas” para los fieles que esperaban entrar a la Unidad de Estudios Superiores de Ecatepec, donde hoy el Papa ofrecerá una misa.
De acuerdo con vecinos del fraccionamiento Las Américas los feligreses llegaron desde las seis de la mañana y comenzaron a hacer filas desde las cuatro de la madrugada.
Creyentes acondicionaron los espacios públicos con cobijas, colchonetas e incluso cartones.
“Es nuestra cama ecológica, llegamos en la tarde para entrar a ver al Santo Padre”, comentó Ana Lira, habitante de Santa Clara Ecatepec de Morelos.
Refuerzan seguridad
Desde la entrada a Ecatepec, Estado de México, la presencia de elementos de Seguridad Pública es mayor a la cotidiana.
En al menos cada dos cuadras de las avenidas y principales calles de la ciudad hay presencia de elementos de las policías municipal, estatal y federal, así como de las fuerzas del Ejército.
Además el acceso a vehículos se restringe desde varios kilómetros antes de la zona llamada Las Américas; el paso sólo es caminando y para personas que viven en la colonia.
Hay al menos cinco filtros antes de los que se tienen para el acceso a la sede, en los que revisan que todos cuenten con el boleto para poder entrar.
La revisión más minuciosa se hace a partir del acceso a la Unidad de Estudios Superiores de Ecatepec, la cual comenzó poco después de las 12 de la medianoche.
Para acceder está prohibido meter botellas, sombrillas, sillas plegables, armas y objetos punzocortantes.
