Este jueves por la mañana falleció don Enrique Aguilar Hernández, uno de los ídolos del ascenso en 1951 a Primera División para los Reboceros de La Piedad. Siempre destacó por su valentía para defender la portería piedadense.
A la edad de 90 años, Enrique Aguilar dejó de existir a consecuencia de una enfermedad que lo mantenía delicado de salud desde hace varios meses en su domicilio, ubicado entre las calles Galeana y Matamoros.
Se le recuerda como uno de los pilares para que Reboceros lograra la gran hazaña de consumar su primer ascenso a Primera División Nacional en 1951, apenas en su segundo año de historia en el balompié de Segunda Nacional.
“El Tarzán”, como lo conocían sus compañeros, fue clave para que un domingo 27 de enero de los 50’s los Reboceros fueran al estadio La Martinica en León, Guanajuato, y vencieran al San Sebastián.
En ese partido Enrique Aguilar atajó un penalti definitivo para el resultado de ascenso a Agustín “Peterete” Santillán, historia que siempre recordó.
“Yo le dije al Peterete: te voy a dejar el lado derecho descubierto para que tires ahí, era con la intención de que se pusiera nervioso y tiró justo al extremo donde me iba lanzar por la pelota y le detuve el disparo, con lo que Reboceros ganó 2-1 en León para lograr el ascenso deseado”, narró Aguilar varias veces.
Otra anécdota de don Enrique era que ante el Atlante, el General Núñez, en ese entonces directivo poderoso en Federación Mexicana de Futbol, le ofreció dinero para que se dejara anotar goles y con ello Reboceros volvería a la Segunda División.
Pero el amor a los colores del equipo no lo hizo, aunque en ese juego ante el Atlante el silbante “acuchilló” a los michoacanos para que perdieran.
Sólo quedaban 3
Ahora sólo son ya 2 grandes jugadores de aquel equipo de La Piedad: Salvador “Quiche” López y Ramón “La Piny” Ibarra.
Antes se fueron otros: Trinidad “Carpo” Rodríguez y  Servando Vargas, entre otros que dieron su corazón en cada partido por los colores azul y amarillo y ahora parte uno más que en la portería era un verdadero felino para defender a capa y espada porque no cayera gol en contra.
Siempre en el club
En una etapa de su vida, don Enrique Aguilar trabajó para los Reboceros de La Piedad en la oficina de administración.
Le tocó el segundo ascenso del equipo de sus amores en el 2001 con la franquicia a cargo de Valente Aguirre.
Era un hombre entregado a su trabajo y el estar ya no como jugador con Reboceros, pero sí en el mismo ambiente, le daba fuerzas para seguir adelante y lo reiteró en varias ocasiones a los reporteros locales y nacionales.
En su domicilio, ayer dejó de existir; aún tenía como recuerdo algunas fotografías del ascenso y la Copa que ganaron en esa década de los 50’s, evento donde la afición rebocera recibió a los héroes en la entrada a la ciudad, por el rumbo de Santa Ana.
Que descanse en paz Enrique Aguilar Hernández (1925-2015).

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