No es que le haya dolido el golpe que se dio en la espalda luego de la chilena, sino que solamente con lágrimas soltó Germán Ezequiel Cano la frustración que su lesión le generó. La Fiera le dio la oportunidad de revivir y él le retribuyó de la mejor forma que pudo: con dos goles y tres puntos.
¡Cómo se extrañaban esos triunfos!, el frío le cae bien a León y así lo demostró al enfrentarse a Santos en el Nou Camp, aunque no tanto al cuarto árbitro, que muy valiente salió sin chamarra a la cancha y luego lo pensó mejor ¡qué bueno que sí le hizo caso a su mamá y cargó su chamarra!
Lo hubieran regañado como a Luis Zubeldía si la hubiera olvidado. Pobre del timonel lagunero, déjenlo que se exprese, ya ven cómo son los chavos de ahora, de todo se quejan.
Y es que el argentino tenía razones para enfadarse, ¿cómo iba a aceptar que un montón de niños frenaran y golpearan a sus pupilos?… ¡ah caray! ¿de verdad esos son Fernando Navarro, Aldo Rocha, Luis Montes y Juan Ezequiel Cuevas?, aprovechan porque están chiquitos y los disculpan.
¿Cómo no le iban a marcar un penal a quien golpeara a Cuevas?, lástima que Agustín Marchesín todavía no estaba tan entumido, hubieran esperado un poquito más como Cano, que aguardó y tuvo su primera recompensa.
¡Ah!, con razón León se da el lujo hasta de fallar penales, el 1-0 ya estaba en el tanteador y el refuerzo esmeralda no pudo contenerse, controló el balón, lo vio elevarse y no lo pensó más, aunque se diera un mandarriazo en la espalda la chilena era la única opción.
En cuanto la pelota venció a Marchesín las lágrimas no dejaron de salir de los ojos de Cano. Así salieron seis meses de frustración y desesperación, así quedó atrás una etapa oscura para el argentino, así, libre de cargas, se preparó para una nueva etapa con el León de Pizzi.
El dato
La entrada
Aunque la afición apoyó sin condiciones en el primer juego del León, el estadio Nou Camp no alcanzó a llenarse.
