América y Tigres de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) tienen algo en común: sustentan sus proyectos deportivos a golpe de chequera y ostentan las nóminas más altas del futbol en el país, e incluso en el continente. Sin embargo, el dinero no les ha bastado para triunfar internacionalmente.
La directiva del equipo catalogado como el más rico del país –Tigres, cuyo presupuesto anual alcanza los 53.4 millones de dólares, de acuerdo con el portal especializado Transfermarkt– armó un plantel con jugadores de gran valía en el mercado nacional y exterior. La mayoría son seleccionados nacionales –de Francia, Uruguay, Ecuador, Argentina y México.
Y así, con el respaldo financiero del emporio Cemex, la franquicia de la UANL decidió apostar por un objetivo hasta hace poco menospreciado por su propio entrenador, Ricardo Tuca Ferreti: la Copa Libertadores, la máxima competición en el futbol del continente.
En cambio, América, del Grupo Televisa y con una nómina de 40 millones de dólares al año (sólo superada por Tigres y Monterrey, con 45 millones de dólares), fijó su mirada en el Mundial de Clubes recientemente disputado en Japón.
Sin embargo, ambos clubes fallaron en sus empeños –si bien de modo muy distinto. Tigres llegó a la final de la Copa Libertadores 2015, pero perdió ante el River Plate argentino. Ya de regreso en México “se consoló” con el sufrido título del torneo Apertura 2015 contra los Pumas de la Universidad.
El América, en tanto, donde se prometió un profundo cambio de mentalidad en sus jugadores, se quedó a la mitad de la liguilla en la Liga Mx, y en el Mundial de Clubes fue eliminado y humillado en su presentación por un equipo chino sin historial ni tradición, Guangzhou Evergrande, dirigido por el brasileño Luiz Felipe Scolari, Felipao, campeón del mundo en Alemania 2002 con su país.

La vergüenza americanista

El martes 15, el defensa español del Barcelona, Jordi Alba, se dijo sorprendido por el papelón de las Águilas y reconoció que en realidad el club blaugrana se había preparado para enfrentar al América en las semifinales del Mundial de Clubes. “La gente y todos esperaban que América de México iba a pasar. Ahora vamos a tener que analizar al nuevo rival”.
América inició su periplo mundialista de la peor manera posible: el domingo 13 fue eliminado sorpresivamente del certamen con un gol decisivo de Paulinho en tiempo de reposición. El delantero del Guangzhou Evergrande no hizo más que aprovechar una mala salida de Moisés Muñoz para sentenciar la suerte del equipo entrenado por Ignacio Ambriz.
Con la presencia del propietario del equipo, Emilio Azcárraga Jean, en el Nagai Stadium de Osaka, América se exhibió como un equipo errático y sin personalidad. Encima, la indisciplina volvió a aflorar. En plena cancha, el colombiano Darwin Quintero le propinó un cabezazo al argentino Rubens Sambueza.
Lo anticipó Jorge Vergara, el controvertido propietario de las Chivas: “El América irá a Japón a comer sushi y se regresará rápido a comer tacos”. Ni el propio Azcárraga, a quien se le vio muy entusiasta tomándose fotografías en el estadio, soportó semejante humillación. Sin escolta ni súbditos a su alrededor, el dueño de Televisa se marchó del lugar en solitario y notoriamente incómodo, minutos antes del silbatazo final.
No es la primera vez que futbolistas del América se pelean: el pasado 17 de noviembre, Javier Güemez y Adrián Marín se liaron a golpes durante el entrenamiento. Empero, lejos de aplicar correctivos, Ignacio Ambriz aplaudió públicamente la reacción de sus discípulos: “Felicité a mis jugadores por lo de ayer. Nos fortalece, pero no pasa de ahí. Fue un pleito normal”.
América sumó su primer fracaso en la liguilla por otro caso de insubordinación. El conjunto de Coapa se hundió con sólo nueve elementos en la cancha, por expulsiones, en los dos juegos de semifinales de la liguilla frente a los Pumas, que se impuso en el juego de ida (0-3) en el estadio Azteca; y luego, en el juego decisivo en CU, América superó 3-1 a los locales. Aun así, los Pumas pasaron a la final por el marcador global (4-3).

Los nuevos ‘millonetas’

El Tuca Ferreti, con 24 años como director técnico, es un hombre metódico, que durante años desdeñó las competencias internacionales.
Todavía a principios de febrero pasado, y con la Copa Libertadores en puerta, Ferreti reiteró su rechazo al certamen futbolístico más trascendente del continente. “Para mí, el campeonato mexicano sigue siendo más importante que la Copa Libertadores. Lo digo porque Simeone (Diego, entrenador del Atlético de Madrid) dijo lo mismo que yo: que prefería ser campeón de España y no de la Champions League”.
Este año, la directiva de los Tigres convenció a Ferreti de la importancia del torneo continental. Y el club se hizo de importantes jugadores en junio pasado: contrataron al delantero de la selección francesa André Pierre Gignac, el fichaje estrella del balompié nacional y el mejor pagado de la Liga Mx, con un salario anual de 8.5 millones de dólares.
En la selecta nómina de los 10 futbolistas con el mejor salario en el balompié nacional aparecen tres elementos que llegaron en 2015 al conjunto universitario: el juvenil Jürgen Damm, con un sueldo anual de 4.2 millones de dólares, y el repatriado Javier Aquino (exdel Villarreal, de España), quien percibe 3.7 millones de dólares cada año, según el portal especializado Transfermarkt.
Así, Tigres afrontó finalmente la Copa Libertadores con la seriedad que amerita y el presidente del club, Alejandro Rodríguez, aseguró en julio pasado que su equipo tenía la obligación de conquistar la Libertadores, y hasta alardeó en una entrevista concedida a Radio Milenium 106.7 de Buenos Aires: “Sin duda que para todos nosotros es muy importante ser campeones de América. Si no ganamos la copa, me tengo que ir de la ciudad”.
No obstante, en el juego de ida de la final, los Tigres deslucieron en su propia cancha y el resultado fue un empate a cero goles. En el juego de vuelta, en Buenos Aires, River Plate se erigió como el equipo más sólido, y con un contundente 3-0 levantó la copa.

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