A la edad de 11 años, Miguel Ángel Salazar Acero, logró formar parte de los Bomberos de Santa Ana.
Actualmente tiene 37 años, de los cuales, 26 los ha dedicado al servicio.
A Miguel le llegó la inspiración por ayudar gracias a sus hermanos Juan Pablo y Damián, quienes se quedaban de guardia y a pesar de su corta edad, su papá lo apoyó.
El rescatista comenzó viendo sin exponerse al riesgo.
Recordó que sus hermanos lo consideron la ‘mascota’ de la corporación porque era el más pequeño de todos.
Nadie en su familia destacó como bombero antes que sus hermanos.
Narra que cuando escucha la sirena se transporta y su única misión es ayudar.
La meta que tiene es ayudar a salvar vidas y disminuir el dolor y sufrimiento de las personas en tragedia.
Contó que en los años de profesión tiene presente un momento que lo marcó.
Entre el 2001 y 2002, en Semana Santa, acudió a un accidente en la carretera La Piedad-Pénjamo, a la altura de la comunidad Buenos Aires.
“Una camioneta Escape terminó impactada y abajo de un camión pesado, luego de este choque, otro camión pesado impactó a la camioneta, dejó la unidad reducida a un espacio relativamente pequeño.
Murieron una pareja de adultos y tres menores, el accidente fue provocado por un denso humo por la quema de pastizal”, recordó.
A pesar de tener un protocolo, en muchas ocasiones se rompe, según la emergencia.
Afirma que aún hay Miguel Ángel para muchos años: “pido a Dios que me permita, que me conserve con salud y fuerza para seguir en labor”.
Por último, envió un mensaje a unirse a Bomberos a los jóvenes que desean preparse y ser útiles a la sociedad.

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