En la celebración del quinto aniversario del Teatro del Bicentenario su director, Alonso Escalante Mendiola, platicó con A.M. sobre la experiencia de estar al frente del importante recinto cultural.
A.M. ¿Cómo ha sido la tarea en estos cinco años de gestión al frente del Teatro del Bicentenario?
A.E. Ha sido una tarea de equipo, este tipo de proyectos de ninguna manera pueden recaer en una sola persona. Es una tarea en la que me permitiría destacar la labor que realiza un equipo muy profesional, entregado y creativo; que comparte conmigo el honor y el orgullo de estar en este lugar. En este momento, sigue siendo una verdadera fortuna que uno haya ocurrido al nacimiento de un teatro, fue un momento muy importante en el que todos nosotros nos sentimos muy afortunados y estamos conscientes todavía de que seguimos en una etapa de despegue.
Hay muchas personas que están muy interesadas en que el estado tenga esta rica actividad cultural y sea un lugar emblemático para el sector cultural nacional e internacional; ya lo dice el slogan de esta administración: “Ubicar a Guanajuato como destino cultural”. Nosotros nos sumamos y contribuimos a este propósito, y en nuestro papel de manera muy puntual, en León, buscamos formar un enclave cultural en el que se esté haciendo un proyecto de la mayor envergadura y alcances a nivel nacional, y que se vuelva en poco tiempo un proyecto referencial.
A.M. ¿El Bicentenario se considera como un símbolo de la ciudad?
A.E. El teatro ya es un símbolo de la ciudad, ya es un ícono. El vestíbulo frontal cada vez más se posiciona como un elemento arquitectónico de esta vida contemporánea y desde luego irá tomando fuerza; ya es muy frecuente ver esta figura en revistas especializadas, que poco a poco van dando cuenta de que éste es el teatro de León.
“Las manos que mueven tu teatro”; temática del aniversario anterior, hace referencia a esto que se pudo materializar. Recordamos que, en este muro que se fue haciendo con manos a lo largo de varios días, en el que de manera espontánea, todas las personas que estaban esos días en el teatro, ponían su huella. Es una metáfora de eso; no nada más quienes trabajamos aquí, sino también el público, las compañías, los artistas que venían a trabajar al teatro, el mismo Gobernador y su esposa, los consejeros dejaron su huella y todas aquellas personas que hacen posible este proyecto.
A.M. ¿Se han cumplido las expectativas desde entonces?
A.E. Yo diría que si, sin echar las campanas al vuelo, este tipo de proyectos deben mantenerse en un estado de mucha latencia, de estar pensando los siguientes pasos como en el baile. En retrospectiva, es un proyecto que ha superado las expectativas no nada más de quienes aquí trabajamos, sino también para el público muy rápidamente se ha convertido, en un referente nacional, un referente que es reconocido por la calidad de lo que en él se representa. Es reconocido por haberse convertido ahora mismo y en muy poco tiempo en el principal productor de ópera del país. Hay otras cosas que no necesariamente saltan a la vista pero que a mí me gusta destacar. Es un poco más la mirada introspectiva, si bien es un teatro que tiene este carácter ecuménico y que igual puede ser apreciado aquí que en cualquier capital europea o del norte de nuestro continente o en Asia, tiene también una aproximación muy clara al público y a quienes están interesados en la apreciación de las artes escénicas y en participar en ellas. De esta forma hemos buscado que haya proporciones siempre muy latentes entre la participación del talento local, nacional y de compañías, artistas y técnicos internacionales para ser consecuentes con las posibilidades que este teatro tiene y de esta manera poner el pie bien firme en nuestro suelo para que de esa forma podamos propulsarnos con mas potencia hacia el mundo.
A.M. ¿Cuáles han sido los principales obstáculos a los que se ha enfrentado durante su gestión?
A.E. Yo diría que son los escollos que puede tener casi cualquier teatro en estas condiciones y más que de obstáculos me gustaría hablar de retos. Los retos han tenido que ver con el mantener el balance, la calidad y constancia, una sistematización en la programación que ofrecemos al público.
Estas son también las referencias que nos hacen diferentes a otros recintos en el País.
A.M. ¿Cual es su principal misión como director del Teatro del Bicentenario?
A.E. Es una misión que va cambiando con el tiempo. Una de mis principales obligaciones es mantener la tendencia que lleva el teatro, que ahora mismo es muy vertical, como buen despegue, pero tenemos que seguir en esta vía de seguir avanzando, ofreciendo al público lo mejor, planteándonos nuevas posibilidades de aproximación con el público como lo hemos hecho hasta ahora.
Hay presentaciones que no necesariamente ocurren dentro del recinto, hay otras que tienen que ver fuera del Teatro, como es por ejemplo la presencia que tienen nuestras producciones operísticas en otros recintos del País, entre ellos el recinto cultural más importante, el Teatro de Bellas Artes.
A.M. ¿Cuales han sido los mayores logros para el Teatro?
A.E. El poder llegar a estos cinco años como un teatro reconocido y con un nombre a lo largo de todo el País. El poder seguir presentando una programación de calidad de manera constante y el ofrecer esta diversidad de artes escénicas con los temas. De pronto tenemos que cuidar ciertas efemérides en las que nos gusta poner un acento para suscitar una aproximación a un tema, una reflexión, el hecho de que podamos tener un coro muy entusiasta como el que tenemos, que ha podido acometer retos que no han sido fáciles y que sin duda ha sido parte del éxito de esta propuesta operística, es una gran satisfacción. Resulta muy importante en nuestro programa la parte que permite que los niños y las familias vayan viviendo esta experiencia teatral.
A.M. ¿Como ve el Teatro del Bicentenario en otros cinco años?
A.E. El reto es mantener primero la atención del público lo cual no es de ninguna manera un reto fácil. Tenemos que seguir manteniendo al público al borde de la butaca, que esté interesado en lo que estamos haciendo. Sostener una comunicación muy dinámica y muy activa no solo presencial sino de manera constante a través de otras actividades de carácter formativo, de una muy potente relación dinámica que se mantiene con el teatro por redes sociales lo que resulta ser un suceso cultural en sí mismo. La relación de este tipo de recintos con el público en las redes sociales es muy interesante. Es una fortuna que nos haya tocado.
