Un robo diario es el recuento que los habitantes del fraccionamiento Urbi Villa del Rey tienen como dato preciso para hablar sobre la inseguridad que azota a este lugar, asegurando que la colindancia con la comunidad San Roque es la causante de estos problemas.
Un canal de aguas negras (sobre la calle Bolonia) es lo que separa a Urbi de San Roque, por lo cual los maleantes, indican los vecinos del fraccionamiento, se dedican a robar las casas sobre un patrón definido que es en las noches y madrugadas.
“Aquí sabemos que una casa en la calle Bolonia la usaban unos jóvenes para refugiarse, pero eran un montón como unos 30, y eran los que se subían a las casas a robar, aparte de los que se vienen de San Roque, así que por todos lados tenemos delincuentes”; señaló una vecina quien omitió su nombre por temor a represalias.
De las 300 casas que tiene este fraccionamiento, alrededor de 160 se encuentran deshabitadas, pues como explican los vecinos, el temor a sufrir más robos, además de la lejanía que hay desde este punto hacia la mancha urbana de la ciudad, ha creado una colonia sin leyes, fantasmal y que espera seguridad.
“La policía viene una vez al día en la tarde, como a eso de las 6 o 7 de la tarde, pero sólo da unas vueltas por las colonia y se va, por eso en la noche y ya casi amaneciendo es cuando aprovechan los vándalos para meterse a robar, porque no les importa que uno los vea se meten a las casas y roban”, indicó la señora.
Cualquier cosa que encuentren estas personas, manifiestan los vecinos, es propensa a ser robada por los delincuentes, ya que desde cables de luz, tinacos, calentadores de agua y hasta zapatos han sido robados de las casas.
“Uno ya no puede dejar nada afuera porque se lo roban, hace una semana deje unos tenis de mi niño afuera, junto a una ropa y hasta eso se llevaron, ya no respetan nada estas personas”; indicó la señora María quien omitió sus apellidos.
Tanto es el temor en Urbi que la calle principal de este fraccionamiento (Montes de León) se encuentra bloqueada con alambrado en la esquina que forma con la calle Bolonia, para evitar que desde los matorrales (de donde son vecinos) ingresen los rateros.
Así mismo una casa abandonada, tal fue la desesperación de sus duelos antes la vandalización de sus casas, que a las ventanas les pudieron ladrillos para evitar que los maleantes se introduzcan a ella y causen mayores daños a su propiedad.
Aunque algunos han optado por dejar a sus perros afuera de sus viviendas para contrarrestar los robos, la falta de municipalización del lugar, la poca vigilancia policial y sobre todo la nula atención de la empresa Urbi, han hecho que muchas familias dejen sus casas abandonadas, pero quienes se han quedado vivan en el temor por los robos que se presentan, sin que nadie los pueda parar.

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