Con la mirada puesta en el futuro de la Universidad de Guanajuato, el nuevo Rector General proyecta una institución de más calidad pero vinculada a la sociedad.
Luis Felipe Guerrero Agripino se fija metas: hay que mejorar la calidad académica, aumentar la matrícula y ampliar instalaciones.
Para lograrlo, prevé el próximo año modificar el Plan de Desarrollo Institucional (PLADI), que rige la vida de la UG. Pero no lo hará solo. Convocará a un gran diálogo a los estudiantes y la comunidad universitaria.
Al interior de la máxima casa de estudios, reconoce que hay retos que resolver, como mejorar el clima laboral y dar mayores facultades a los cuatro campus.
Alumno de la UG desde los 17 años, en la preparatoria oficial de su natal Silao, Guerrero Agripino destaca que la contienda ya terminó. Que no se trata de dos proyectos, sino de uno solo para retomar la cohesión institucional, el trabajo en equipo y elevar la calidad educativa.
Hoy, después de 12 años de rectores ingenieros, la máxima casa de estudios se alista para ser encabezada por un abogado e investigador.
¿Cómo hizo para convencer a 10 de 11 miembros de la Junta Directiva?
Es todo un proceso de integrar un proyecto de desarrollo, con el diálogo con la comunidad universitaria, de participar en el proceso, de presentarlo. En la junta directiva lo que hicimos fue expresar y exponerles cuál era nuestro proyecto de desarrollo, cómo veíamos la universidad en los próximos cuatro años, eso es en esencia el proceso.
¿Cuál es su visión para la universidad? Es verdad que va a alentar una institución progresista. ¿Podría darnos algunos ejemplos de lo que haría?
Lo que esperamos para los próximos años es incrementar la matrícula, pero una matrícula con calidad, diversificada, que marque todas las áreas del conocimiento; una universidad en la que sus campus tengan una mejor proyección en su región, en la que exista una mejor vinculación entre el nivel medio superior y el nivel superior; una universidad de vanguardia en cuanto a la investigación que se produce, en la que los egresados tengan mejores posibilidades de empleabilidad, en la que la sociedad palpe los productos de la investigación y donde se genere nuevo conocimiento siempre con la mejor trascendencia.
Desde su punto de vista, ¿cuál sería el principal reto que va a asumir Guerrero Agripino?
El principal reto será el de propiciar la condiciones para la mejora del clima laboral, fue un reclamo que tuvimos en los cuatro foros, fue un cuestionamiento frecuente, permanente y para ello necesitamos diversas estrategias en el ámbito técnico, jurídico, sobre todo humano, para revisar todas aquellas situaciones que han incidido en que la comunidad siente que no está en su momento más propicio para desarrollar su trabajo.
Esto tiene que ver también con la revisión de la propia estructura, un gran pendiente que tenemos en la universidad es que este modelo multicampus permee, que tenga mayor impacto y para ello se requiere que la Rectoría General genere las mejores condiciones, que cada campus tenga un margen de actuación más amplio, que tenga la facilidad de generar sus proyectos, que la Rectoría General sea la identidad que genere las grandes políticas y acompañe a los campus, todo esto tiene que ver con el desarrollo de un mejor clima laboral, es una de nuestras prioridades.
Otra es tener un diagnóstico más concreto con un plan de atención a cada campus y escuela de nivel medio superior, se nos planteó cuáles eran las necesidades de cada campus y qué se espera de la Rectoría General. La trascendencia y la vida académica están en los campus no en la Rectoría General, que es una instancia de servicio.
En su propuesta, usted dijo que sometería a revisión el Plan de Desarrollo Institucional 2010-2020.
En el propio Plan de Desarrollo Institucional actual vienen metas indicadores con un corte a 2016. Lo que corresponde hacer ahora, es una revisión del Plan de Desarrollo Institucional para ver cómo vamos a transitar de 2016 a 2020, ese plan lo diseñaremos en un trabajo de diálogo, de consulta con la comunidad universitaria, para que tenga muy claro hacia dónde va la universidad, por eso 2016 debe ser un año de análisis, de revisión, a la par de la actuación que debemos hacer de la normatividad universitaria, que es otro componente muy importante.
¿Qué quitaría o eliminará de lo que hicieron anteriores rectores? ¿Qué sería lo más inmediato a modificar o revisar?
Cada rectorado tiene su desarrollo y su proyección. Yo creo que aquí más que quitar necesitamos revisar y actualizar. La universidad es una institución que tiene que estarse revisando y actualizando permanentemente y, por supuesto, eso no quiere decir que un nuevo rectorado implique reinventar la universidad; un nuevo rectorado significa retomar el trabajo realizado, dar continuidad a todo aquello que se tenga que seguir proyectando y reforzar todos aquellos elementos que sean necesarios.
Desde mi punto de vista más que quitar, tenemos que derivar nuevos pendientes, un gran pendiente está en la desconcentración de los servicios universitarios para que los trámites y las gestiones sean rápidos, oportunos y en el menor tiempo posible. El otro pendiente es la actualización de la normatividad universitaria, eso es impostergable, otro es la precisión del modelo educativo, son grandes pendientes que tenemos que concretar a la brevedad, no podemos pasar del 2016.
¿A qué ex rector o catedrático de la Universidad de Guanajuato admira más?
Tuve cinco rectores como profesores: a Antonio Torres Gómez, Eugenio Trueba Olivares, Enrique Cardona Arizmendi, Néstor Raúl Luna Hernández y Cuauhtémoc Ojeda Rodríguez. De todos ellos es un gran aprendizaje, con quien colaboré directamente fue con el maestro Cuauhtémoc Ojeda Rodríguez, yo tuve diferentes cargos, responsabilidades públicas. Con él tuve la oportunidad de escribir un libro, hubo una amistad, un gran aprendizaje en el ámbito profesional
¿Qué le responde a aquellos críticos de Luis Felipe Guerrero Agripino, de qué detrás de usted hay grupos conservadores o de qué hay una cercanía con el ex rector Juan Carlos Romero Hicks?
Si hacemos un recuento, actualmente gran parte de los universitarios tuvimos una vinculación académica o institucional con Juan Carlos Romero Hicks. Representa un ex rector como los otros rectores que han manifestado un gran respeto a la universidad, por lo que a mí respecta siempre mantendré un diálogo con los ex rectores. Yo pienso que los rectores en funciones debemos tener la sensibilidad para consultar a todos.
El proyecto que presentamos emana de un trabajo en equipo de los universitarios que actualmente estamos en la institución, ese es mi proyecto. Con esa claridad y transparencia participamos en el proceso y con esa solvencia asumiremos el cargo el próximo 27 de septiembre.
¿Cuál es su mensaje para los universitarios, los maestros e investigadores de la máxima casa de estudios?
Mi obligación como rector general será de participar con un trabajo en comunidad universitaria, reconociendo la diversidad de perfiles, de vocaciones pero desde esa diversidad respetuosa, debemos construir una universidad respetable y por eso mi llamado, mi mensaje a la comunidad universitaria es de cohesión institucional, es de integración, es de trabajo en equipo, reconociendo nuestras capacidades, nuestros talentos, esa la función de un Rector General.
Un Rector General no es el que impone, es el que evoca y convoca, un Rector General no es el que establece posturas rígidas sino el que tiene la capacidad de dialogar, entender la diversidad que prevalece en nuestra comunidad universitaria.
Todos somos universitarios con roles diferentes pero nos emana un gran compromiso con la universidad a la que pertenecemos. Mi compromiso es total con la Universidad, pertenezco a la Universidad desde los 17 años.
