Seis de los septillizos nacidos el jueves por la noche en el Hospital Materno Infantil de Celaya siguen luchando por su vida.
Ayer a las 13:19 horas el más pequeño de los bebés murió tras caer en paro respiratorio.
Desde que nacieron, los médicos informaron que los siete estaban delicados de salud, sobre todo por su peso y porque apenas y llegaron a la semana 26 de gestación (poco más de seis meses).
El bebé más pequeño, pesaba 650 gramos, fue así que por su poco peso tenía pocas posibilidades de vida y murió 12 horas después de su nacimiento.
Horas antes de la muerte del bebé, su mamá -María del Rosario Hernández Tovar- de 30 años, dijo que estaba muy feliz y les pedía que lucharan por vivir.
Cansada y a la vez preocupada por la responsabilidad que conlleva ser madre –ahora de seis bebés y un niño-, dijo que está feliz y emocionada, pero sobre todo pide a Dios que deje que sus niños vivan, y a ellos les pidió que “no se rindan”.
A casi todos ya les puso nombre, uno se llamará Juan Pablo porque ofreció su embarazo al a San Juan Pablo II, otro Santiago y una de las niñas será nombrada Guadalupe.
“Uno se llamará Juan Pablo porque ofrecí mi embarazo al Papa Juan Pablo II y otro Santiago porque mi marido lo encomendó al patrono de nuestro pueblo y Guadalupe es la niña más pequeñita”.
“Es una sorpresa y responsabilidad muy grande, es algo increíble, maravilloso, cuando se movía uno y se movía otro”, indicó.
La mujer originaria de Coroneo dio las gracias a todo el equipo médico, pues lleva internada mes y medio en el Hospital Materno Infantil, debido a que era un embarazo de alto riesgo.
Se esperaba que con la hospitalización y estar al pendiente de la salud de la mamá, lograra llegar a la semana 28 ó 29 de embarazo y llegó a la 26. Se le practicó una cesárea.

Hacen todo lo posible

Francisco Ignacio Ortiz Aldana, secretario de Salud, informó que se trabaja en lo humanamente posible para atender a tres niñas y tres niños, que fluctuaron entre 550 y 650 gramos de peso cada uno.
Este es el primer nacimiento de septillizos registrado en la historia de Guanajuato.
Los bebés prematuros cuatro niñas y tres varones reciben atención en el Hospital Materno en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN), donde son atendidas con manejo ventilatorio por medio de una máquina que auxilia a sus pulmones a respirar, además se monitorea el curso del cerebro y respuesta de adaptación al medio ambiente.
Cabe recordar que María del Rosario Hernández y su esposo Ramiro Cancino, esperaban a ocho bebés: sin embargo, uno no logró formarse.
Las pocas semanas de gestación ponen en peligro la vida de los bebés, señaló el director del Hospital Materno Infantil, José Luis Hernández.
Y mientras que los bebés están en el área de cuidados intensivos neonatales con pronóstico reservado, María del Rosario se encuentra débil pero estable.
“La mamá se encuentra muy bien bendito Dios… Salió pidiendo que les dijeran a sus hijos que los amaba mucho”, relató el médico.

‘Rosario sí deseaba tener muchos hijos’

Desde niña Rosario contaba que cuando ella creciera y se casara quería tener muchos hijos, 8 ó 9, como su mamá. Al llegar ese momento hubo complicaciones, pero también tenacidad y fe, lo que este miércoles culminó en el nacimiento de sus siete hijos producto de su segundo embarazo.
Lamentablemente una de las bebés murió al segundo día de que Rosario dio a luz.
En la historia de Coroneo, un municipio de apenas 11 mil habitantes situado al suroriente del estado de Guanajuato, jamás se había presentado un caso como este, lo más cercano fue el nacimiento de unos trillizos en la comunidad de El Salto de León, ocurrido hace unos años. Los chicos actualmente cursan la primaria.
Ayer la noticia del nacimiento de los bebés de Rosario y Ramiro, poco a poco fue corriendo en la cabecera municipal.
La familia Cancino Hernández no vive aquí; su casa está a las afueras del pueblo en la comunidad de Santa Cruz donde para llegar es necesario subir por un camino estrecho rodeado en algunos tramos por cultivos de maíz y en otros por casas hasta la parte media del cerro, cerca de la escuela.
“Jamás pensamos que fuéramos a vivir algo así”, menciona su mamá Esperanza Tovar, a quien no deja de sorprenderle lo luchona que le resultó su hija.
Rosario Hernández Tovar, es la tercera de ocho hermanos y desde chica, cuenta su mamá, ya daba muestras de su carácter, de su tenacidad, lo que trataba de demostrar en sus estudios, pues además de soñar con una familia numerosa, quería tener una profesión.
“En la escuela le echaba muchas ganas, era una buena alumna con ganas de salir adelante”.
En casa las posibilidades económicas para sacar adelante a la familia apenas alcanzaron para que ella cursara dos semestres de su carrera.
“Se casó a los 21 años y aún casada decidió seguir estudiando pues decía que cuando Dios le mandara a sus hijos ella quería darles lo mejor que pudiera y terminó su carrera de Ingeniería en Sistemas Computacionales en una escuela de Acámbaro”.

Llega segundo embarazo con mal pronóstico

Cumplidos los tres años de matrimonio entre Rosario y Ramiro Cancino Anaya, recibieron la llegada de su primer bebé: Ramiro de Jesús Cancino Hernández.
Ambos se dedicaron a trabajar para sacarlo adelante, él como albañil y ella en las oficinas de una secundaria y los fines de semana en un restaurante, porque no lograba encontrar trabajo de lo que ella había estudiado.
“Cuando ella se embarazó por segunda vez nos espantaron diciéndonos que el bebé no venía bien y que tenía que hacerse un legrado, pero ella no se quedó con ese diagnóstico y fuimos a Querétaro allá fue donde le dijeron que no era uno, que eran ocho pero uno no sobrevivió.
La mamá añadió: “Aún así el doctor le dijo que era un embarazo de alto riesgo tanto para ella como para los bebés. Le dieron la opción de la reducción lo que implicaba dejar sin vida a más para dejarle sólo tres, pero ella dijo que no, prefirió correr el riesgo, me dijo: Dios me va a dar fuerzas y me va a ayudar porque sabe que tengo a mi otro hijo por quien vivir”.
Una vez decidido el riesgo, Rosario tenía la meta de llegar a las 25 semanas de gestación para hacer que los bebés alcanzaran un peso promedio de 500 gramos por lo menos, lo necesario para sobrevivir.
“Son 4 niñas y 3 niños la niña más chiquita pesó como 450 gramos y los demás en promedio 650 gramos. Estamos rezando para que todos salgan bien”.
Los pequeños se encuentran en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN), del hospital Materno Infantil de Celaya, luchando por su vida una vez que nacieron a los seis meses de gestación.
Doña Esperanza afirma que los vecinos que los conocen los felicitan y están orando por los papás y los bebes, a quienes esperan pronto de regreso a la comunidad.

Ramiro espera a sus hermanitos en casa

En la calle Cuauhtémoc de la comunidad de Santa Cruz de Coroneo, en una casa conformada por dos cuartitos, un niño espera la llegada de sus papás Rosario y Ramiro, junto con la de todos sus hermanitos.
Él es el pequeño Ramiro quién lleva un mes en espera de que mamá vuelva a casa de ese lugar que está lejos, pero donde sabe que la están cuidando; mientras tanto él está con sus dos abuelitas.
En la casa no hay cunitas esperando a los recién nacidos, apenas tienen la ropita para ellos dice doña Esperanza Tovar, mamá de Rosario, quien ahora no sabe cómo le van a hacer para sacar adelante a todos los niños sólo con el trabajo del papá, pues ahora la mamá tendrá que dedicarse a cuidarlos.
“Al principio Rosario se resistía a quedarse en el Hospital porque decía que cómo iba a dejar de ver tanto tiempo a su hijo, pero le dije que se trataba de la vida de sus otros hijos, que no se preocupara que acá cuidábamos al niño. Ahora nos dicen que cómo le vamos a hacer si son tantos, pero pues todos unidos nos tenemos que ayudar; tengo una hija en Estados Unidos que se está moviendo allá para enviarle apoyo y aquí entre todos le vamos a ayudar a cuidarlos; si yo pude sola con ocho, que no podamos muchos con los bebés”, dice.
Un poco apenado, Ramiro dice que sí está contento por sus hermanitos a quienes les va a prestar sus juguetes. Luego ya más animado dice que va en segundo año de primaria y que ya sabe leer porque quiere ser astronauta de grande.
“Quiero ver qué se siente ver la luna o el sol desde el espacio”, dice con inocencia.
“Rosario quiere que su hijo estudie mucho, que sea alguien en la vida, porque si de por sí teniendo una carrera se batalla para encontrar trabajo como ella, no teniéndola pues más todavía”, expresó.

Prometen ayudar a familia

En Coroneo, autoridades municipales han dado seguimiento al caso de la mamá de septillizos que nacieron en el Hospital Materno Infantil de Celaya, y ahora que está a punto de finalizar la administración será Gobierno del Estado a través de DIF, quienes se encarguen de continuar con el apoyo que requiera la familia.
María del Carmen Caballero Garduño, secretaria particular del alcalde de Coroneo, Tarcicio Granados Mendoza, señaló que al poco tiempo de que Rosario Hernández supo que estaba embarazada de ocho bebés acudió a la Presidencia Municipal a solicitar ayuda para el seguimiento médico.
“Tenemos conocimiento por ahí de mayo del embarazo múltiple de ocho bebés, en un inicio se buscó apoyo con la Secretaría Particular del Gobernador donde se le brindó apoyo en cuestión médica y la atención se canalizó a la institución más cercana al municipio donde se pudiera prestar la atención y el hospital más cercano fue el de Celaya. Por parte del Municipio se apoyó en los traslados y también se le está dando apoyo mensual con lo que es despensa y algunos víveres para recibir a los bebés”.
A finales de julio por complicaciones y por el bien del desarrollo del embarazo, Rosario tuvo que ser internada en el hospital Materno Infantil de Celaya.
La funcionaria añadió que fue hace unos 15 días que el Alcalde tuvo un acercamiento con el esposo de Rosario y le reiteró que se les apoyaría en lo que se pudiera.

Es el primer caso en el estado

El caso de los septillizos nacidos en el Hospital Materno Infantil de Celaya es el primero registrado en el estado, según información proporcionada por la Secretaría de Salud de Guanajuato (SSG).
Se trata de cuatro niñas y tres niños que nacieron hace dos días a las 26 semanas de gestación, es decir seis meses y medio, llegando a pesar de 550 a 650 gramos, son hijos de y María del Rosario Hernández Tovar y Ramiro Cancino Anaya, originarios de Santa Cruz, Coroneo.
Los siete pequeños se encuentran en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN), pues su estado requiere de mucha atención, sobre todo de la más pequeña que llegó a pesar 450 gramos, no obstante se dijo que no se escatiman esfuerzos para que tomen defensas y muestren una recuperación satisfactoria.
Rosa Isela Hernández, tía de los siete pequeños así como Ramiro comentaron que están dispuestos a recibir cualquier tipo de ayuda, pues además de que la Fundación Nutrición y Vida les apoyó con leche y pañales, necesitan algo de dinero para poder transportarse hasta su lugar de origen.
Rosa Isela dijo que cualquier persona que tenga el deseo de apoyarlos, puede acudir directamente al Hospital Materno o comunicarse al número 421-101-46-02.

Gobernador garantiza apoyo a padres

El gobernador del Estado, Miguel Márquez Márquez se comprometió a que su gobierno apoyará a la pareja que acaba de tener septillizos.
Sin embargo, el Gobernador no quiso precisar con cuánto recurso apoyarán a esta pareja.
“Vamos a tener que ayudar a esta familia, va a ser muy difícil siete hijos, vamos a estarles dando todo el apoyo, es un caso atípico y no será dentro de un programa”, dijo.
Destacó que su gobierno ya ha estado apoyando desde la atención médica para el nacimiento de los septillizos.
Los bebés y la madre han recibido atención en el Hospital Materno en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN).
“Pero el apoyo no va a parar ahí, hay que ayudarles sobre todo para lo que son las medicinas, lo que van a requerir para pañales, ropa, yo no hablaría de cantidades económicas, dijo.
Personal de la Fundación Nutrición y Vida les han apoyado también con ropa, leche y pañales.

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