Decenas de jóvenes aprovechan la gran carpa asfáltica de los principales cruceros de la ciudad, para mostrar su talento en las piruetas y malabarismo, y así ganarse la vida de una forma más profesional.
Aunque al mediodía el sol cala al caminar y el tráfico que se genera en el crucero que forman las avenidas Guerrero y Escuela Médico Milirar, debido a las obras del Parque Irekua, es molesto para los conductores, Luis Gerardo Laguna Zavala no lo percibe igual, ya que, para él cada semáforo en rojo, es una oportunidad para mostrar su talento y así poder ganar unas monedas al tomar su monociclo y sus clavas, y realizar un par de malabares.
“La verdad aprendí malabarismo con amigos, si he tomado cursos, pero la práctica es la que te va dando como hacer adecuadamente tanto montar en el monociclo y malabarear al mismo tiempo”, comentó Gerardo Laguna.
En varias esquinas de la ciudad, se puede encontrar desde los famosos tragafuegos, así como malabaristas y hasta mujeres que practican el Hula Hoop.
Al igual que Gerardo Laguna, para José Antonio Morales Chagoya, el hacer rutinas de malabarismo es una forma de conseguir dinero para llevar a su casa, porque de limpiar vidrios como otros chavos, él sintió la necesidad de hacer otro tipo de rutina en los semáforos.
“Yo empecé en la calle limpiando vidrios de carros, pero luego vi a algunos amigos que sabían hacer malabares y pues me gusto, empece a hacerlo con naranjas y poco a poco con la práctica puedo ahora hacerlo con fuego”, señaló Antonio Morales.
Aunque ninguno de los 2 jóvenes sobrepasa los 23 años, realizar este tipo de rutinas los motiva.
“Yo también soy payaso mi nombre es Tirón Tririta” (si usted desea contactarlo puede hacerlo al teléfono 4626002081).
Los jóvenes que se dedican al malabarismo afirman que hacer esto motiva, porque no sólo es limpiar, también hacen arte al lanzar las claves con fuego, así lo compartió Antonio Morales.
Además de la pasión con la que ambos jóvenes realizan su trabajo, hay algo más en lo que concuerdan, y eso es el interes que el Instituto Municipal de Cultura, Arte y Recreación (IMCAR) debería de tener para con ellos, ya que afirman que este instituto es quienes pueden apoyarlos para mostrar sy talento en un mejor lugar.
“Muchos de nosotros si quisiéramos que la Casa de la Cultura (a cargo del IMCAR) nos diera espacios para mostrarnos y también pagarnos, porque ellos nos pueden llevar a muchos festivales a realizar nuestros actos”, indicó Gerardo Laguna.
La práctica es la mejor manera para llegar a realizar estos actos, dicen los jóvenes, pero Gerardo Laguna advierte que él ha tomado algunos cursos (ya que las escuelas de malabares son demasiado caras), el último de ellos en el DF con una persona que venía de Suiza.
“Las escuelas son caras pero si he tenido la oportunidad de tomar algunos talleres, pero de estar aquí o trabajar en un circo, es mejor aquí porque allá no pagan muy bien para lo que uno sabe”, señaló Gerardo Laguna.
Los jóvenes compartieron que entre 4 a 7 horas el asfalto se convierte en el escenario perfecto para mostrar todo lo que han aprendido a través de algunos cursos y la experiencia de los años.
Es así como por algunas monedas (otros no dan eso) los automovilistas pueden presenciar acrobacias dignas de cualquier circo nacional o incluso internacional, y así olvidarse un poco del tráfico, al ver las acrobacias que estos jóvenes realizan, con el deseo de presentarse en festivales del país.
