Quién compra en la reventa actúa rápido, sin pena y con un objetivo claro: entrar al estadio a como dé lugar.

El negocio se hace alejado de la taquilla, donde los policías “vigilan” recargados en sus patrullas. El revendedor voltea a todos lados y saca de su pantalón los boletos requeridos. Se paga y aquí no pasó nada.

Los agentes de mercados también están ahí, pero pareciera que no.

Sentado en la banca espera otro revendedor a que se paren autos. Sólo se baja la ventanilla, una charla rápida y se hace el cambio, dinero por el boleto.

En taquilla desde el viernes ya no hay boletos de Sol y Preferente, se agotaron y la mayoría están volando en la reventa, aseguran los compradores.

Los precios por ver un León-Chivas no superan los que se manejaron en otros partidos importantes, donde un boleto del más barato se vendía hasta en 800 pesos.

Esta ocasión el Sol en reventa está en 500 pesos, en preferente 800 y Zona A en mil pesos, eso sí, en la última hora la demanda aumenta y se disparan los precios. Para ese momento la taquilla estará cerrada; previo vendieron los poco más de mil boletos en Zona A que restaban para acabar con las localidades.

“Pensé que estaría a tiempo de comprar boletos en preferente pero ahora los compraré en taquilla, ahorita que hay en Zona A, asegurarlos”, dijo Romualdo Téllez, quien llegó de Guadalajara por la mañana para ver a las chivas.

Muchos de los compradores pronostican un sobrecupo en el estadio, como en otras ocasiones que aficionados compraron su boleto y pese a tener su derecho no logran entrar por la cantidad de gente en el recinto esmeralda.

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