Mientras en Plaza Mayor se instala el Circo Atayde Hermanos, en el municipio de Lagos Moreno, Jalisco, dan asilo a los animales que por ley se quedaron “sin trabajo”.
En un predio de la quinta “Codorniz”, que se localiza en el kilómetro 26 de la carretera León-Lagos de Moreno, unos dos kilómetros antes de llegar a La Ermita, el Circo Atayde instaló un albergue de los animales salvajes y no que antes eran la máxima atracción de su espectáculo.
Bajo de una carpa visible desde la carretera, enjaulados, sobreviven los animales que tuvieron que salir del circo cuando, a partir de una iniciativa del Partido Verde Ecologista de México, se prohibió en León el uso de animales en estos espectáculos, y luego en todo Guanajuato.
También la Ley General de Vida Silvestre prohíbe utilizar animales salvajes en los circos, a partir del 8 de julio pasado.
Amarrados bajo un mezquite están los dromedarios, los camellos y las llamas. El elefante ocupa un lugar especial, y los caballos percherones que antes llevaban malabaristas sobre sus lomos ahora retozan o comen pasto, acompañados de una cebra.
En jaulas están una leona y dos osos negros; así como un tigre de bengala, jaguares, panteras negras, monos, etc.
Los animales llaman la atención de los viajeros y se detienen a observarlos.
“Es común ver desde la carretera vacas o borregos, pero no elefantes, camellos y tigres”, dijo Ernesto Morales, quien viajaba acompañado de su familia.
El paso al predio está prohibido, por seguridad. No se permite el acceso a ningún precio, ni tomar fotografías.
Los animales no están abandonados, están bajo el cuidado y la supervisión de los propietarios del Circo Atayde Hermanos y de sus domadores.
Óscar Torres es uno de éstos. Nacido en Ciudad Guzmán, dijo que su pasión han sido los animales y desde hace 20 años se dedica a entrenar y a cuidar de ellos.
“Todo esto no es más que pura cuestión política. La nueva ley que exige eliminar los espectáculos donde utilicen animales los pone en desventaja, pues aún se permiten las corridas de toros, los jaripeos, los rodeos, las peleas de gallo, charreadas, corridas de rejoneadores.
“Yo me dedicaba a entrenar animalitos, ahora soy herrero. Las autoridades me dejaron sin trabajo”, señaló.
El albergue se creó porque no hay en dónde poner a los animales que quedaron fuera de los circos.
Son animales que nacieron en cautiverio, no en un hábitat natural, por lo que requieren una atención especial.
“Estamos a la orilla de la carretera, no nos estamos escondiendo de nadie. Las autoridades no tienen un lugar dónde tener los animales que según ellos recogen”, dijo uno de los vigilantes.
Hasta 200 pollos al día son necesarios para alimentar a las fieras.
Los empleados del Circo Atayde señalaron que éstas representaban el 80% de su espectáculo.
“Se trata de una ley que no aplica de la misma forma, además de la doble moral, pues se han dado a conocer miembros del Partido Verde Ecologista de cacería, en corridas de toros y en peleas de gallos, carreras de caballos en los hipódromos, de galgos en Tijuana, y hasta peleas de perros clandestinas”, dijo Aarón Vega, vecino del rancho La Troje, donde se localiza el predio.
En la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) se informó que antes había un Programa Nacional de Inspección de Circos, que inició desde el 2013.
En los dos últimos años se revisaron más de 700 ejemplares en 67 circos, de la mayoría fue acreditada legal procedencia, por lo que sólo se aseguraron 70.
