¿Para qué le ponen bancas a Carlos Reinoso y a Juan Antonio Pizzi? ninguno la usa, los dos se la pasan parados todo el partido como si el sillón estuviera plagado de chinches venenosas… lo que hace la pasión por el futbol.
Anoche en el estadio León, el chileno y el argentino vivieron partidos diferentes gracias a las circunstancias, sin embargo, ninguno perdió detalle jamás de lo que sucedía en la cancha y menos si se trataba de apoyar a sus pupilos, pero expresándolo de formas muy diferentes.
Pizzi jamás se sentó aunque nunca dejó ver su desesperación; al contrario, pedía tranquilidad a sus muchachos, dejaba a los de la banca gritar, hablaba poco, pero siempre pensando en su siguiente movimiento.
Reinoso, por su parte, ocupó poco la banca pero sí mostró más intensidad que el timonel esmeralda. El chileno, como león enjaulado no se estuvo quieto, todo lo contrario a Cristóbal Ortega, su auxiliar, quien analizaba el duelo desde la seguridad del banquillo.
La balanza se inclinó hacia “Juanchi”, quien pese al penal errado no perdió la calma e hizo los cambios cuando tuvo que hacerlos. Miguel Sabah le funcionó a la perfección, a diferencia de Alejandro Berber, Luis Martínez y Anibal Zurdo juntos, quienes pese a la confianza del “Maetro”, nunca pudieron evitar que el Tiburón, con todo y sus sus agallas, se fuera hasta el fondo, para locura del estadio Nou Camp, ese que se despidió a Pizzi con aplausos y a Reinoso con tímidos abucheos.

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