Ni la lluvia desanimó a los pequeñitos. Tenía que valer la pena el haberse levantado temprano un sábado para correr y ganarse una medalla para presumirla a papá: “¡Mira, me dieron una medalla, igual que a ti!”.
El deporte se fomenta con el ejemplo, con un ambiente que se asemeje a lo que el papá vive cada semana, cuando participa en carreras atléticas; y eso se buscó hacer en la séptima edición de la justa “Corriendo por papá”, en el Parque Explora.
Ninguno de los pequeños participantes llegó tarde. A las nueve de la mañana ya estaban listos en la zona de salida a pesar de que la leve llovizna amenazó con retrasar el inicio de las acciones en las seis categorías.
Sin embargo, la espera fue recompensada con creces, pues la mirada de los papás que veían a su hijo llegar a la meta o que corrían junto con él debido a su corta edad, o la sonrisa de otros que hicieron suyo el triunfo de su pequeño, fueron la cereza del pastel.
No faltaron las lágrimas, ¿y es que quién puede resistirlas cuando la medalla obtenida por un niño termina en el cuello del papá luego de una gran sonrisa y un abrazo?… cualquier regalo, comparado con ese, queda corto.
Niños desde los dos hasta los 14 años participaron en la justa infantil que regaló a padres e hijos algunos boletos para asistir a una función de cine.
