El no haber figurado entre los anotadores no demerita la labor realizada por Andrés Iniesta, el cerebro catalán en el duelo que definió al ganador de la Liga de Campeones de Europa.
Su imagen en la pantalla del Olímpico de Berlín fue solo la recompensa a un jugador que pese a la ventaja que su equipo consiguió tan temprano en el partido, nunca bajó las revoluciones e incluso se adueñó de un título que pocos ostentan: el haber dado un pase de gol en tres finales distintas de la competencia.
Iniesta es incansable, hambriento de triunfo, pero también lo suficientemente humilde para ceder el balón cuando y a quien tiene que hacerlo.
Durante el encuentro, el español repartió un total de 55 pases, de los cuales 50 llegaron correctamente a su destino; una efectividad del 91 por ciento.
Sin embargo, Iniesta no fue el mejor en este ámbito, pues Sergio Busquets, quien incluso fue reconocido por el mismo capitán, dio 66 pases y 63 fueron correctos (95%).
