A principios de los años 50’s tener un auto doble cabina era de gran orgullo para sus propietarios, pues fue una línea que dio elegancia en las calles de las grandes ciudades del mundo y México, no fue la excepción.
Que un Ford 1954 se mantenga en perfectas condiciones es ya una rareza, pero no imposible y así lo demuestra “La Princesa” del Licenciado Mares, que pasea por nuestras avenidas y calles y de La Piedad.
De color café claro, este modelo deja ver la elegancia en sus curvos parabrisas tanto en la parte delantera como en la trasera; es la línea de automóvil que muchos quisieran presumir, siendo un clásico de antaño.
Mejoras y modificaciones
Para que luciera como nuevo fue necesario que su dueño realizara algunas modificaciones, entre ellas el cambio de máquina y otros aspectos; sus partes exteriores son las mismas que mostraban los Ford de los 50’s.
Durante más de media centuria este automóvil ha sido el orgullo de quien lo maneja, pues además de contar con una cabina amplia, posee asientos confortables para el piloto; incluso en su parte trasera también tiene espacio para por lo menos 3 personas.
El material de los asientos es tela, la misma que le daba elegancia al Ford de 1949 y que a principios de los 50’s innovó con nuevos modelos, pero esos detalles se guardaron por la aceptación de los clientes. Así, “La Princesa” puede garantizar un viaje confortable.
Cuenta con un volante amplio que no ha sido modificado siendo otra de las garantías que le otorga a quien lo puede manejar hoy en día.
Pese a que no es un carro de competencia, sus dueños tratan de darle el mantenimiento adecuado, pues sólo así podrá seguir luciendo sus líneas curvas que lo hacen diferente a otros clásicos más planos en sus acabados.
Defensas color plata
La tarjeta de presentación de un automóvil es sin duda la parte delantera y esta ‘princesa’ presume sus defensas perfectas dejando ver un color plata que brilla intensamente y más porque tiene dos juegos de faros (uno pequeño y otro grande) que en la oscuridad le dan otro gran espectáculo en las calles de nuestra ciudad.
Sus diseños de fábrica originales son otro de los puntos que hacen de este Ford un deleite para la pupila de los amantes de los clásicos, que si alguna vez compite seguro sería acreedor a un trofeo.
El parabrisas de frente, fiel a la época, está dividido en 2 partes y es un aspecto que los expertos resaltan en esta línea de automóviles; cuenta con retrovisores originales en sus extensas puertas de acero.
Las salpicaderas son largas y anchas, además de curvas que pintan lo delicado que eran estos carros en sus inicios cuando salieron a la venta. El modelo de este día en A toda Máquina, no ha perdido esos pequeños detalles de fábrica.
Sus neumáticos de 18 cm color negro con las líneas en blanco, justo como cuando se adquirió también guardan en ‘la princesa’, un toque especial para combinarlo con el color café claro de la carrocería.
Polveras ovaladas color plata, son también parte de esta línea que brilló en su momento y que con el paso del tiempo, para quienes vieron en aquellos años estos modelos, hoy es un deleite volver a verlos aun por las calles de La Piedad.

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