Decía Octavio Paz que el mexicano adula a la muerte, le pone pan, la baila, que el Día de Muertos es una gran fiesta, pero como fiesta… al otro día se acaba.
Las tumbas ya lucían atiborradas de flores, pero frescas porque tenían un día de que las regaron, los globos inflados, las fotografías pegadas a todo color, y aún familias recorrían el panteón San Nicolás, aunque ya no era dos de noviembre, pero sí domingo.
Les fue bien como cada año a los seres queridos adelantados, un rato con los hijos, los padres, tíos o primos. Una oración, y por qué no, hasta unas canciones a cargo de “Los Leones del Bajío”, un grupo norteño que cantaba “canciones pegadoras, sí calan”, cuenta Jesús Sánchez, líder de la agrupación.
El pretexto es bueno también en el cementerio Jardines del Tiempo, para darle una pintadita a las letras del epitafio, poner diente de león morada o cempasúchil en forma de cruz.
¿Las flores se secarán rápido, habrá quien las cambie?
“Esto nomás es un rato, ya venga entre semana y ya esté todo pelón otra vez”, dice Laura, vendedora de flores y a quien por cierto le fue bien en ventas, y que es también testigo del “abandono” de tumbas.
Y es que la fiesta ya se acabó, la festividad ya pasó, si tienen suerte el próximo año, habrá flores otra vez, música y la familia reunida, no como en casa, pero aunque sea en el panteón.
No todos olvidan
Dos ramos, uno para su papá y el otro para su tía, lleva María Elena Contreras.
“Ya se veía muy sola su tumba con todas las adornadas al lado, ¿verdad?”, pregunta ella.
“Vengo a visitar a mi papá mientras Dios me dé licencia, ahorita voy con mi tía y voy a llevarle su ramito”, cuenta mientras se desplaza a dejar un ramo amarillo y el otro espera a que llegue su turno.
Pese a que ya le cuesta caminar, viene cada fin de semana o dos veces al mes, dice que “es como dejarle tantito un recuerdo, que no me olvido de ellos, les rezo lo poquito que sé, me despido de ellos, luego voy y luego vengo”.
Pero tradición o encomienda las aprendió de su abuela.
“Ella venía año con año, desde San Juan Bosco, traía la foto de mi abuelito, le lavaba, le adornada y estábamos todo el día aquí comiendo y ya en la tarde nos íbamos”, recuerda Elena, quien señala la tumba de Agustina Gómez, su tía, le coloca sus flores, reza unos minutos y se va. Ella va a venir en ocho días, no hace falta que sea Día de Muertos.
Y mucha basura
Los residuos de la conmemoración del Día de Muertos quedaron en el panteón.
Pese al operativo de siete dependencias municipales, entre ellas el Sistema Integral de Aseo Público (SIAP), el panteón San Nicolás se llenó de basura.
Envolturas de dulce, utensilios de plástico, lazos, cajetillas de cigarros y hasta latas de cerveza quedaron entre los pasillos de las gavetas o en montones.
“Se supone que vienen en la noche a recogerlos de los tambos y todo, pero vamos a terminar juntándolo nosotros”, comentó un empleado del Cementerio Municipal.
Los contenedores de basura ya estaban hasta el tope, por eso la gente usó hasta viejas tumbas y depositó ahí los residuos.
Según la Dirección de Comunicación Social Municipal, fue por la noche que el SIAP realizó las actividades de limpieza en los diferentes panteones, además de retirar los contenedores de agua y las casetas de vigilancia.
