Llenan los cementerios para recordar a los seres queridos que ya gozan del descanso eterno.
Con música, oraciones, y sobre todo con un gran fervor, fe y esperanza, miles de leoneses acudieron a los camposantos municipales y privados para recordar a los que ya no están en este mundo.
En la homilía llevada a cabo en la capilla del panteón Jardines del Tiempo, en Villa Insurgentes, el sacerdote recordó a los dolientes las palabras de Cristo: “El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo le resucitaré en el último día”.
Muchos fieles católicos rezaron el rosario o una oración en familia ante el sepulcro del ser querido.
Luego, como la familia Pérez Ramos, degustó de los alimentos que le gustaban al jefe de la familia.
“Vengo cada año desde San Diego, California, a conmemorar a mi padre. Son cosas que nunca se olvidan”, dijo Mario Pérez Ramos.
Cerca del lugar un grupo de mariachis interpretaba “Que falta me hace mi padre”… “ya mi Dios se lo llevó, qué triste se quedó mi madre…”.
Los mariachis cobraban 150 pesos la pieza musical, entre las solicitadas estaba “Amor Eterno”, “Un Puño de Tierra” o “Hermoso Cariño”, aunque también estremecía “El Niño Perdido” o la letra de “Cuando dos almas se quieren por más que se alejen no se podrán nunca olvidar, por eso cuando yo muera cariño lindo, nunca me dejes de amar…”.
Otros en silencio rezaban el santo rosario, y colocaban los platillos predilectos del ser amado.
“A mi madre le encantaba el mole con arroz; los chiles rellenos, y las tortas de camarón con nopalitos, por eso se los preparamos y al comerlos recordamos a mi madre”, dice con nostalgia y tristeza Isabel Maldonado.
Muchas familias acudieron a los cementerios a asear y dar limpieza a la tumba. Pero muchas quedaron en el olvido, como si nunca hubieran tenido familia.
En algunas tumbas la creatividad de los fieles era patente. Desde colocar todo un altar, hasta adornarla con flores multicolores, globos, hasta el retrato y la oración del ser querido.
El director de Panteones de León, Daniel Antonio Hernández Lorenzo, señaló que todo transcurrió en orden gracias a los operativos de Seguridad que se implementaron a partir de las 8 de la mañana, cuando se abrieron los camposantos.
Elementos de la Profeco obligaron a los comerciantes que se instalaron en las inmediaciones de los panteones a colocar los precios de los productos que ofrecían.
Ramos de flores que iban desde los 5 pesos, de cempasúchil, mano de león, hasta floreros con rosas y tulipanes, que alcanzaban los 800 pesos.
