Familiares y amigos que en su momento perdieron a un ser querido menor de edad, acudieron a los panteones para recordar a sus “angelitos”.
Tal fue el caso de la señora Juana Refugio Araujo Ramírez, quién desde temprana hora, este 1 de noviembre adornó con globos la tumba de su hijo Alexis Emmanuel Hernández Araujo.
“Le traemos lo que le gustaba comer, con lo que le gustaba jugar, carritos, globos, flores, cada mes vengo y le limpio su tumba, uno nunca los olvida porque están en el corazón de uno”, dijo su mamá quien fue al cementerio acompañada de su familia.
Recordó que durante un año ocho meses, Alexis tuvo leucemia y murió a causa de la enfermedad a los 8 años.
“Chatito”, era el apodo de su hijo quien fue recordado por sus familiares como un niño travieso, alegre y berrinchudo.
“Era muy corajudo, muy correcto para hablar, era un niño especial, tenía síndrome Asperger y aparte de eso le dio cáncer, lo recordamos a diario, porque a diario nos hacía preguntas, que no tenía respuestas para él, diario me hace falta”.
Juana, aún llora al acordarse de que hace un año tiene un ángel que la cuida desde el cielo, porque está segura que es allá donde su “Chatito” ahora vive.
Tanto ella como demás familiares, sienten que el niño les hace travesuras, pues asegura que en varias ocasiones se les ha parecido y han escuchado sus risas.
“Nosotros tenemos mucho acercamiento, una vez le traje unas rosas y días posteriores yo lo vi con una rosa en medio de sus manos, también he escuchado su voz, como cuando jugaba”, asegura su mamá.
La señora Juana reconoció que ha sido un golpe muy fuerte la pérdida de su hijo, tanto para ella como para todos lo que lo quisieron, pero asegura que la resignación llega poco a poco.
Fanáticos
Tumbas con escudos de equipos de futbol, tienen lugar en el panteón Guadalupano.
Durante un recorrido que se realizó en el camposanto, se pudo observar que la pasión se lleva hasta la muerte.
Tal fue el caso de la lápida, donde descansa Juan Carlos Daniel Ramírez aficionado del Cruz Azul.
En su tumba se aprecia un escudo del Deportivo Cruz Azul, uno de los equipos con más tradición en el futbol mexicano.
Pero ésta no es su única peculiaridad, porque a unos pasos más adelante se encuentra otra tumba, con el escudo del América.
Ambas tumbas atraen la intención de los visitantes, quienes les gusta observar y admirar los detalles llamativos que adornan estas lápidas.
Llevan música a difuntos
“Te vas ángel mío”, “Amor Eterno”, sonaron en el panteón Guadalupano.
América Vallejo Márquez llevó música a la tumba donde descansan los restos de su hijo José Javier Rodríguez Vallejo.
Mientras se escuchaban los acordes de las melodías interpretadas por el tapio “Los Caporales”, Marisol, Miriam y Karen, hermanas de José Javier adornaban su tumba con hojas de flor de cempasúchil.
“Vengo a visitar a mi hijo, que murió hace 5 años, es un día muy especial donde toda la gente viene a visitar a sus seres queridos”, señaló la señora América.
Mientras rezaba y arreglaba la tumba de su hijo que falleció cuando tenía un año, tres meses, luego de caer a un bote con agua y se ahogó.
“Hubiera vivido, pero tuvo muerte cerebral, el agua le llegó a su cerebro”, explicó la joven madre.
América, estaba acompañada de su mamá, hermanas e hijas, por lo que enfatizó que lleva a sus hijas para inculcarles la tradición “ellos saben que es su hermanito, que es un angelito que desde el cielo las está cuidando”.
América confesó que el haber perdido a su hijo, no ha sido fácil, sin embargo, ha tenido que ser fuerte para sus otros hijos.
Como América, decenas de irapuatenses visitaron los cementerios de la entidad, algunos grandes como el Municipal y el de los Olivos, o pequeños como el panteón Guadalupano.
Los accesos a los cementerios se convirtieron en verdaderas romerías y ríos de personas desfilaron entre puestos de flores, comida, chicharrones y nieves.
Policías del municipio brindaron seguridad a los asistentes a los cementerios, que registraron elevada afluencia desde temprano.
El panteón Guadalupano se ubica en la zona sur de la ciudad. El cementerio se caracteriza por sus sencillos monumentos funerarios.
Donde músicos ofrecieron sus servicios a familiares de los difuntos y sus notas inundaron el cementerio de canciones populares y de nostalgia.
