La festividad de Día de Muertos se convierte también en negocio de vivos.
Decenas de los llamados “franeleros” se adueñas de las calles aledañas a los panteones para fijar una cuota hasta de 20 pesos por un lugar; en el interior de los panteones 5 pesos por cada cubeta de agua o 20 pesos por limpiar la tumba, o el alquiler de las escaleras para subir a colocar flores en las gavetas.
Las banquetas y calles cercanas a los cementerios fueron invadidas por cientos de comerciantes. Puestos donde se podía apreciar el colorido y el aroma no sólo de las flores; puestos de comida, donde ofrecían desde pizzas, hasta los olorosos tacos de tripita, de hígado, de birria, y todo tipo de antojitos “dietéticos”.
No faltan los puestos de venta de flores, cuyos precios son variables; le sigue la venta de coronas a precios accesibles de acuerdo a la “necesidad” del bolsillo del cliente, ya que por igual se adquiere una de 35, que una de 150 pesos, la diferencia en el precio estriba tanto en la calidad del material como en el tamaño de la pieza que habrá de adquirirse.
Justo a las afueras del panteón Norte y San Nicolás se encuentran los puestos de comida que vienen a contrastar con los olores de las flores.
Por igual se venden tacos, refrescos y café, que nachos y ricos elotes, las tradicionales gorditas y pan de muerto, para los cuales los precios van desde los seis hasta los 30 pesos, todo depende del antojo de cada persona.
Los llamados “viene, viene” se apoderaron desde temprana hora de la vía pública, y con botes, palos, piedras, apartaron los lugares para los clientes.
Ya de plano han impuesto su tarifa. Los más cercanos a los accesos tenían un costo “voluntario” de 20 pesos, más caro que los estacionamientos.
“Utilizan hasta las cocheras. No hay quien los controle. De lo contrario se roban los accesorios o dañan las unidades”, señaló Esther Santos, vecina del cementerio de San Nicolás.

am.s

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