El comercio en el Barrio Arriba poco a poco desaparece, la inseguridad alejó a los compradores y hay locatarios a los que han asaltado dos veces.
En el pasado quedaron los días en que decenas de familias acudían a degustar la birria de don Aristeo Ruiz; la nieve de limón con refresco de don Pepe Navarro; las gelatinas de vainilla y la nieve de bote de El Volcancito, o las carnitas de don Pepe Cortés.
De los 130 locales que había en el mercado, sólo quedan abiertos 44 en lo que ahora es el centro comercial; muchos locales de la calle 27 de Septiembre también han cerrado.
“Hay comerciantes que no se hacen la cruz en todo el día. Era tradicional los martes el tianguis, y son las 11 de la mañana y no hay gente”, dijo Javier Márquez Márquez, tesorero de la Unión de Locatarios.
“Los clientes, vecinos del lugar y propietarios de tenerías se han ido a vivir a otras zonas residenciales; muchas tenerías han cerrado y la actividad económica ha bajado”, añadió.
El retraso de las obras de la Ruta del Peatón que inició la pasada Administración, fue otro de los factores de que el mercado se viniera abajo.
Por muchos meses estuvieron cerrados las calles de acceso al mercado, como 27 de Septiembre, Rayón, Allende, Constancia y Aquiles Serdán.
Muchos comercios tuvieron que cerrar ante las bajas ventas. Otros lo hicieron por la inseguridad, dijo Armando Moreno, comerciante desde hace más de medio siglo.
“Todo se ha ido acabando. Ahora enfrentamos otro gran problema: la inseguridad, se han incrementado los asaltos a comercios. Eso es preocupante pues ya por la tarde-noche el Barrio se ha tornado inseguro”, señaló.
Locatarios aseguraron que los asaltos van en aumento.
“Hay mucha inseguridad. Había un cibercafé en el centro comercial que fue asaltado en dos ocasiones. La primera vez se robaron todas las computadores.
“El dueño puso alarma, y la segunda vez, hace unas semanas, lo asaltaron con cuchillo en mano, y mejor cerró el negocio”, dijo la comerciante Natalia Tavares Rocha.
Los vecinos solicitan que se instale una caseta de Policía, frente al mercado, por la calle Rayón, donde se reúnen delincuentes y vándalos.
Entre los pocos atractivos que quedan en el mercado están los chocomiles de don Chilo.
“En los buenos tiempos del mercado me iba hasta las 12 de la noche, los fines de semana hasta parecía que había fiesta; llegué a tener como unas cinco empleadas, vendía mucho, pero hoy se acabó”, platicó Cecilio Contreras.
Hace 65 años comenzó a trabajar dentro del centro comercial Allende, ubicado en el Barrio; inició con una cremería que era muy frecuentada por quienes surtían su despensa en el mercado.
“Los fines de semana tenía muchísima gente, sobre todo iban las familias que se iban de paseo, me compraban queso, jamón, crema… antes nos iba muy bien”, explicó don Cecilio.
Desde niña María Luisa Avilés vendía menudo con su mamá, doña Rómula, y su negocio se llenaba de comensales.
“Hace mucho el mercado se llenaba, en mi puesto a veces ni me cabía la gente, pero ahora hay muy poca venta”, dijo.
Los locatarios ven con preocupación las pocas ventas, y teme que no se recuperarán.
“Hoy se acabó, se acabó, hasta parece que estamos en un cementerio, y cuando algo se acaba no vuelve a resurgir”, dijo otro comerciante.

Espera de cuatro años

Hace cuatro años, el 11 de noviembre de 2009, el la anterior Administración municipal inició la regeneración de la imagen urbana del Barrio Arriba con la pinta de las fachadas de las casas y rehabilitación de mampostería.
En ese entonces el alcalde Ricardo Sheffield informó que las obras tomarían más de dos años. Estas son algunos aspectos que prometió darían nueva vida al Barrio Arriba y lo harían atractivo turístico:?
+Cableado oculto
+Acabado de calles y banquetas similar a la calle Madero.
+Lámparas de alumbrado público acordes con la imagen urbana de finales del siglo XIX que se pretendía dar a la zona.
+Mantenimiento a todos los edificios catalogados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
+Reactivación de la zona intercomunicándola para los peatones con el Centro Histórico.
+Más centros de atención médica.
+Actividades de servicio turístico.

PARA SABER

En 1580, cuando León fue elevado al rango de Alcaldía mayor, se decidió agrupar a los mulatos en un nuevo pueblo al norte de la villa, que más tarde sería el Barrio Arriba.
Sus habitantes se dedicaban a la artesanía, talabartería y curtiduría, y proveían a arrieros, comerciantes y mineros de la región.

Inseguridad y obras inconclusas

El proyecto para la Ruta del Peatón está abandonado en el Barrio Arriba.
Por lo menos medio centenar de bolardos, postes de hierro fundido de pequeña altura, han desaparecido. Unos se los han robado y otros han sido destruidos por vehículos.
“Las obras quedaron inconclusas. Sólo se instalaron las bases para los postes del alumbrado público y no se concluyó. Muchos de los postecitos (fantasmas) ha sido destruido por los mismos vecinos para poder estacionar sus carros sobre las banquetas”, dijo Marisol Haro, vecina de la calle Constancia.
A poco más de un año de que se inauguró la Ruta del Peatón, el abandono es evidente; los muros de la parroquia del Señor de la Salud tienen pintas y el alumbrado es deficiente.
Vecinos de la calle Alfaro señalaron que desde hace meses la plazoleta que se localiza frente al templo de San Francisquito está en penumbras.
Además las autoridades municipales toleran el funcionamiento de una cervecería frente al templo y la plazoleta se ha convertido, sobre todo los fines de semana, en una cantina.
Los vecinos consideraron que esto ha generado que aumente la inseguridad en el Barrio Arriba.
“Los robos de baterías, de accesorios y en casa habitación van en aumento. Ya no sabemos qué hacer. Ha aumentado mucho la inseguridad y eso es preocupante”, dijo Bertha Martínez.
Aseguró que ni el templo de San Nicolás Tolentino ha escapado de la delincuencia.
“Hace unas semanas se metieron para robarse un cuadro con la imagen de un santo; por fortuna lograron detener al ladrón, pero eso es inaudito”, dijo.
Su vecina, Martha Patricia Hernández, ha tenido que refugiarse tras rejas, después de que intentaran asaltarla.
“Sí nos da miedo. Ya en la noche hay poca vigilancia y muchos robos”, subrayó.
Los comerciantes del centro comercial Allende señalaron que la construcción de la ruta del Peatón les trajo pocos beneficios.
“Ya no hay ni dónde estacionarse. Es una obra inconclusa que dejaron a medias”, dijo Juan Manuel Contreras, comerciante.
La remodelación del jardín Allende tuvo un costo de dos millones 600 mil pesos, pero no se le ha dado mantenimiento.
“Hay poca presencia policiaca en las calles; en la calle San Martín se han registrado asaltos a plena luz del día, así como el robo de baterías. La presencia policiaca es nula”, aseguró Rosa María Andrade, vecina de la privada San Martín.
La escuela primaria Josefa Ortiz de Domínguez, frente al jardín, también ha sido objeto del vandalismo, lo mismo que el pozo de SAPAL.

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