Tras el robo de una campana del templo en la comunidad de San Luis Rey, en Celaya, el obispo de la Diócesis, Benjamín Castillo, dijo que le preocupa que sigan estos robos a los templos.
Señaló que puede existir una red de robos dedicada especialmente a las iglesias, y habló sobre las obras de arte sacro robadas y vendidas en distintos puntos como en San Miguel de Allende.
“Es la primera vez que roban campanas y la cosa es que es un pesar, ni modo que no se haya dado cuenta nadie, se me hace muy difícil y creo que a veces hay una cierta complicidad en callar porque bajar una campana de 300 kilos no es tan fácil y no creo que la vendan aquí, la van a vender por kilos y se compra baratísima, cuando sale cara una campana”, dijo.
Y es que fue en el transcurso de la madrugada del viernes fue robada la campana del atrio del templo de San Luis Rey. Al parecer los presuntos ladrones la bajaron de un árbol de donde colgaba, la rodaron y la pasaron por encima de una barda y nadie se dio cuenta.
“Son gentes que se dedican a eso y creo que se tiene que preguntar lo que se hace, no creo que no se hayan dado cuenta de un robo así. La ganancia de esto es mínima, hay personas que ya vienen a ofrecer las campanas”.
Recordó el robo de otras piezas a templos, en el caso de cuadros y obras de arte que luego son vendidas en otros puntos y enfatizó que puede haber complicidad.
“Se ha hablado continuamente, se ha insistido en que haya inventarios en cada parroquia pero esto lo desbaratan y ahí queda el inventario, en San Miguel venden muchas obras de éstas, hay muchas que son originales y que habría que ver qué procedencia tienen, otras son copias, estando yo aquí ha habido dos robos a los templos…”, agregó.
Finalmente Benjamín Castillo señaló que se debe reforzar la seguridad en los templos y parroquias, de lo contrario los robos seguirán ocurriendo.
Al parecer no son comunes este tipo de robos pero ya había pasado, el 30 de octubre de 2012 desapareció la campana de la iglesia de San Juan Bosco ubicado en la comunidad Punta de Obrajuelo en el municipio de Apaseo el Grande, la cual pesaba 110 kilogramos y estaba hecha de una aleación de estaño, cobre y bronce.
