La charrería es un rasgo distintivo de los piedadenses, es una costumbre que se lleva en la sangre de cada michoacano, es una costumbre cultural y social que perdura en esta ciudad, incluso en las nuevas generaciones de esta localidad, señaló Carlos Alvarado Ramírez, charro de esta localidad.
La charrería comenzó como una necesidad en los ranchos de Santa Ana y de La Piedad, había gente que transportaba burros, bueyes, caballos y mulas, fue en este momento que empezaron a charrear por esparcimiento.
Esto ocurrió tiempo después de que los hacendados les enseñaran a montar a caballo a los indígenas y a los mestizos allá por el siglo 17.
Luego, la charrería se utilizó para marcar el ganado, herrar en las faenas de campo se necesitaba lazar reses y caballos, lo que también ponía a prueba las habilidades de los primeros charros.
Aunque influyó la presencia de las ganaderías de toros de lidia, sin embargo, la charrería buscaba la mansedumbre del ganado.
Para ello, se utilizaron herramientas vaqueras, las cuales sirven para quitarles las imposiciones a los potros y a las potrancas.
El nivel de los equipos de charros es de muy buen nivel, por lo cual es asegurado el espectáculo, que cada charro da lo mejor de sí en cada una de las ejecuciones, además de que la charreada es amenizada por música, para darle un sabor aún más mexicano.
Deporte por excelencia
La charrería es el deporte nacional por excelencia, y es un ejercicio que cada vez le gusta más a los michoacanos, y que chicos y grandes disfrutan de asistir, cuando se efectúa una charreada en La Piedad es una buena oportunidad para apreciar a los mejores equipos de la región, y apoyar a los charros piedadenses que cada vez más se vuelven protagonistas de estos torneos.

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