Al celebrarse esta mañana la Solemnidad de San Pedro y San Pablo, o el “Día del Papa”, el Papa Francisco exhortó a los católicos hizo un llamado a confirmar la fe, el amor y la unidad.
Desde antes de las 6 de la mañana comenzaron a llegar las personas de las diversas delegaciones del mundo para asistir a la celebración Litúrgica.
Eran miles de personas que tuvieron que pasar por filtros de seguridad para poder estar presentes en el interior de la Basílica de San Pedro.
A las 8.45 de la mañana dio inicio el rezo del rosario, previo a la celebración.
A las 9.15 dio se dio lectura a la lista de los 34 Arzobispo que recibirían el Palio de manos de su Santidad, entre los que se encontraba el de León, Alfonso Cortés Contreras.
A las 9.30 desde un pequeño balcón que está en la parte superior de la puerta principal se hizo el anuncio de el inicio de la procesión con fanfarreas.
Inició la procesión en donde iban los Arzobispos que recibirían el Palio.
Dos imponentes coros estuvieron presentes el Pontificio de la Capilla Sixtina y el invitado de honor; y la escuela de música Thomanerchor, de Thomaskirche, de Lipsia, la Iglesia de Bach, compuesto por 92 niños y jovencitos.
Antes de presidir la Misa, el Papa Francisco bendijo e impuso el Palio a los Arzobispos, en una ceremonia que duró aproximadamente 30 minutos.
En la homilía señaló: “El palio siendo signo de la comunión con el Obispo de Roma, con la Iglesia universal, con el Sínodo de los Obispos, supone también para cada uno de ustedes el compromiso de ser instrumentos de comunión”.
En la Misa presidida en la Basílica de San Pedro, el Santo Padre destacó la presencia de obispos de todo el mundo lo que le da “un tono de mayor alegría” y “es una gran riqueza que, en cierto modo, nos permite revivir el acontecimiento de Pentecostés: hoy, como entonces, la fe de la Iglesia habla en todas las lenguas y quiere unir a los pueblos en una sola familia”.
En su mensaje el sucesor de Pedro hizo referencia a “tres ideas sobre el ministerio petrino, guiadas por el verbo ‘confirmar’. ¿Qué está llamado a confirmar el Obispo de Roma?”.
Ante todo, dijo, el Obispo de Roma está llamado a “confirmar en la fe. El Evangelio habla de la confesión de Pedro: ‘Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo’, una confesión que no viene de él, sino del Padre celestial. Y, a raíz de esta confesión, Jesús le dice: ‘Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia’”.
Ante fieles peregrinos atentos, e invitados, entre los que se encontraban diplomáticos y el Patriarca Ecuménico Bartolomé I, del Patriarcado de Constantinopla el Papa añadió: “El papel, el servicio eclesial de Pedro tiene su fundamento en la confesión de fe en Jesús, el Hijo de Dios vivo, en virtud de una gracia donada de lo alto”.
El Papa indicó que “en la segunda parte del Evangelio de hoy vemos el peligro de pensar de manera mundana. Cuando Jesús habla de su muerte y resurrección, del camino de Dios, que no se corresponde con el camino humano del poder, afloran en Pedro la carne y la sangre. ‘Se puso a increparlo: ¡Lejos de ti tal cosa, Señor!’. Y Jesús tiene palabras duras con él: ‘Aléjate de mí, Satanás. Eres para mí piedra de tropiezo’”.
“Cuando dejamos que prevalezcan nuestras Ideas, nuestros sentimientos, la lógica del poder humano, y no nos dejamos instruir y guiar por la fe, por Dios, nos convertimos en piedras de tropiezo. La fe en Cristo es la luz de nuestra vida de cristianos y de ministros de la Iglesia”.
A continuación, el Papa reflexionó sobre el llamado a “confirmar en el amor”, y recordó “las palabras conmovedoras de San Pablo: ‘He luchado el noble combate, he acabado la carrera, he conservado la fe’”.
“¿De qué combate se trata? No el de las armas humanas, que por desgracia todavía ensangrientan el mundo; sino el combate del martirio. San Pablo sólo tiene un arma: el mensaje de Cristo y la entrega de toda su vida por Cristo y por los demás”.
El Santo Padre subrayó que “precisamente su exponerse en primera persona, su dejarse consumar por el evangelio, el hacerse todo para todos, sin reservas, lo que lo ha hecho creíble y ha edificado la Iglesia. El Obispo de Roma está llamado a vivir y a confirmar en este amor a Jesús y a todos sin distinción, límites o barreras”.
“Y no sólo el Obispo de Roma: todos ustedes, nuevos arzobispos y obispos, tienen la misma tarea: dejarse consumir por el Evangelio, hacerse todo a todos. La tarea de no ahorrar, de salir de sí al servicio del santo pueblo fiel de Dios”.
Francisco indicó luego que al hablar de “confirmar en la unidad” se refiere “al gesto que hemos realizado. El palio es símbolo de comunión con el Sucesor de Pedro, ‘principio y fundamento, perpetuo y visible, de la unidad de la fe y de la comunión’”.
“Vuestra presencia hoy, queridos hermanos, es el signo de que la comunión de la Iglesia no significa uniformidad. El Vaticano II, refiriéndose a la estructura jerárquica de la Iglesia, afirma que el Señor ‘con estos apóstoles formó una especie de Colegio o grupo estable, y eligiendo de entre ellos a Pedro lo puso al frente de él’”.
“Confirmar en la unidad: el Sínodo de los Obispos, en armonía con el primado”, indicó.
Francisco señaló que “debemos ir por este camino de la sinodalidad, crecer en armonía con el servicio del primado. Y prosigue el Concilio: ‘Este Colegio, en cuanto compuesto de muchos, expresa la diversidad y la unidad del Pueblo de Dios’. La variedad en la Iglesia, que es una gran riqueza, se funde siempre en la armonía de la unidad, como un gran mosaico en el que las teselas se juntan para formar el único gran diseño de Dios”.
Esto debe impulsar a superar siempre cualquier conflicto que hiere el cuerpo de la Iglesia. Unidos en las diferencias: no hay otro camino católico para unirnos. Éste es el espíritu católico, el espíritu cristiano, unirse en las diferencias. Éste es el camino de Jesús”.

Gran fiesta en la Plaza de San Pedro
Una gran fiesta fue la que se vivió esta mañana en Roma. No abrieron los museos, mucho menos la Capilla Sixtina a visitantes: era la festividad de San Pedro y San Pablo.
Una algarabía en torno a la Plaza de San Pedro y la Vía de Conciliación, la que lleva derecho a la Basílica.
No era audiencia pública, por tanto toda la ceremonia se llevó a cabo dentro de la Basílica, con rigurosa invitación.
Fueron hasta tres horas para entrar, y al terminar, los guardias de seguridad la desalojaron en menos de media hora.
La ceremonia se transmitió por pantallas gigantes en la Plaza de San Pedro, pero también el acceso era restringido.
Al final de la ceremonia la plaza era una torre de Babel; se hablaban multitud de dialectos e idiomas de las diferentes delegaciones venidas de todo el mundo.
Entre los 34 Arzobispos que recibieron el Palio había tres mexicanos: Alfonso Cortés Contreras, de León; Rogelio Cabrera López, de Monterrey y Fabio Martínez Castilla, de Tuxtla Gutiérrez Chiapas (Messico como dicen por estas tierras romanas).
Al final de la ceremonia los Arzobispos fueron felicitados por sus delegaciones, que no se cansaron de darle vuelo a la cámara.
El Arzobispo de León, Alfonso Cortés, agradeció las muestras de afecto y apoyo a las personas que hicieron el viaje de más de 13 mil kilómetros, desde León, de Monterrey y de Cuernavaca.
Brevemente dijo para AM: “doy gracias a Dios por el Don el Palio que es un signo de comunión en la Iglesia, y sobre todo un signo de comunión con el Santo Padre”.
No quiso hablar más. No reveló si tuvo algún mensaje del Santo Padre. Sólo añadió que se regresaba a León el 4 de julio.
Mientras tanto los diversos grupos de leoneses que fueron se dispersaron y se tomaron la tarde para visitar museos o realizar compras con lo que les queda, pues la vida en Roma es bonita pero cara.

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