José Alberto Arteaga Vázquez, director del Banco de Alimentos y Salud Integral de Irapuato A.C, señaló que la devolución del terreno, que en 2009 fuera donado por el Municipio para la construcción de la sede de la asociación, fue por falta de voluntad de las autoridades, quienes retrasaron el proceso para la construcción.
Durante la Administración de Mario Turrent, le fue asignado el terreno al Banco de Alimentos, con el que se estipuló que tenían dos años para realizar la construcción del inmueble, durante el primer año la asociación realizó la escrituración y papeleo necesario para acceder al lote, que se llevó un periodo de siete meses.
Posteriormente solicitaron apoyo al Gobierno estatal, al que presentaron un proyecto ejecutivo para el desarrollo de la obra que requería 4 millones de pesos, este procedimiento llevó otro año y dio como resultado la aprobación de 2.5 millones de pesos.
En septiembre de 2010 durante la Administración de Jorge Estrada Palero, Arteaga Vázquez visitó el área jurídica de Presidencia para solicitar una prórroga, pues seguía en proceso el proyecto ejecutivo, la prórroga se le concedió y las dependencias involucradas le entregaron un dictamen de que era viable la construcción del inmueble en ese terreno.
Cuando el director del Banco de Alimentos solicitó los permisos de construcción, lo sorprendió la noticia de que ya no sería posible. “Faltó voluntad, porque si ya estaban todos por enterados que estábamos en ese proceso de solicitar una prórroga, de que teníamos el dinero y que estábamos en finales nada más para los procesos en esa Administración, pues faltó voluntad para que se concretara este proyecto”, expresó Arteaga Vázquez.
Comentó que ya en la Administración actual, de manera textual se les informó que estaban en buró de crédito, pues debían el pago del Predial de un año, por lo que tuvieron una reunión con Sixto Zetina Soto, quien mencionó que antes de buscar otro terreno para donar, tenían que concluir con los procesos del anterior.
Por el giro de la organización, el terreno no contaba con las condiciones óptimas, al estar ubicado al pie de carretera, resultaba peligroso para los empleados y los beneficiarios que asistieran al inmueble.
“Necesitamos un inmueble que se adapte realmente a las necesidades de la institución, ya que dados estos traspiés que hemos tenido, hemos sufrido situaciones tanto de que se nos haya caído el impacto social en Irapuato, así como el hecho de que no tengamos unas bodegas para almacenar los productos que amablemente nos donan las empresas”, indicó.
El Banco de Alimentos colabora con todas las organizaciones sociales del municipio, también mandan productos a Celaya, Huanímaro y comunidades de Irapuato, por lo que necesitan el inmueble propio, ya que pagan 8 mil pesos al mes por las bodegas en la que están instalados.
“Creo les faltó capacidad, porque si uno de ellos hubiese reparado en que el terreno tenía conflicto de tráfico o riego, se hubieran buscado opciones”, dijo.
