Toneladas de escombro de todo tipo, desde cascajo, trozos de pavimento, azulejo, ladrillo y cemento; hasta llantas, plástico, animales muertos, desechos de jardinería y de hospital, son las que saturan la zona arbolada que se localiza al sur del fraccionamiento Santa Fe en San Francisco.
Esta área de alrededor de 4 hectáreas rodeada de área verde que poco a poco y desde hace un par de años han ido sofocando a los árboles de más de 80 años al grado de que cerca de la mitad hoy lucen secos o en proceso de morir en poco tiempo a falta de cuidados.
Los vecinos han informado a las autoridades municipales “pero nos dicen que tienen permiso de hacerlo”, así dijo José de Jesús Jiménez, habitante del fraccionamiento cuya vivienda se localiza a justo a unos pasos del área que día tras día recibe de todos lados, desde SAPAF –según lo señalan-, hasta constructoras que frecuentemente por las noches depositan cual basurero sus desechos sobre a la vegetación.
Al acudir con las autoridades el martes pasado, el director de desarrollo urbano se comprometió en realizar una inspección para evaluar la situación y colocar anuncior para evitar el confinamiento de escombros en ese lugar, no obstante, hasta el momento no se ha presentado, a decir de los vecinos.
De igual manera comentan que en una ocasión, y ante la molestia de más de 14 familias que se reunieron, hace unas semanas bloquearon el paso a las tolvas cargadas de escombro con sus vehículos, provocando así discusiones entre ellos y los conductores, que se disponían a depositar los desechos y los vecinos; justificando además que el pavimento de la calle no es apto para la circulación de tráfico pesado.
“Se molestaron mucho, nos quisieron asustar diciendo que no sabíamos con quién nos metíamos, pero no cedimos hasta que llegó la Policía y todo terminó en reabrir la calle y obligar a que los camiones pasaran por otro lado, aún así tirar su basura”, mencionó Arnoldo Romero, vecino inconforme que añadió que la presencia de animales roedores y víboras cerca de las casas, por causa a la destrucción de su hábitat.

Temen por insectos
Aunado a la situación José Jiménez comentó que ahora tiene que fumigar cada 6 meses al menos, pues aumentó la aparición de alacranes y arañas en sus casas, y que por las noches el aroma de los animales muertos que la gente lleva a ese lugar, impregna a las viviendas cercanas, provocando mayor molestia, sobre todo en temporada de calor.
Aseguran que son más de 400 viajes de desechos los que se han tirado en este moribundo terreno otrora con abundante vegetación y canales de riego para siembra que era aprovechado para el esparcimiento o para la práctica de ejercicio.

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