Del barrio de las Colonias, Roberto Hernández fue un niño al que como a miles en La Piedad el futbol le cautivó, siempre fue de los que en la “cascarita” destacó y aún recuerdan sus hermanos que su meta era llegar a Primera División.
Hoy, el entrenador de Toros Neza de la Liga de Ascenso MX, vive su mejor momento en este deporte tan popular y sin duda hay que celebrar que el piedadense está en una final por un campeonato -esta noche en el estadio de los Rayos-.
Roberto Hernández es hijo del matrimonio formado por Nicolás Hernández y la señora María Luisa Ayala, quienes procrearon a 6 hijos (todos ellos apasionados del soccer); y es que su padre también jugó al futbol, le encantaba llevarlos al estadio: Amelia, Guillermo, Jorge, Carlos, Nicolás y Roberto.
Eso de alguna manera llevó a Roberto y a Carlos a debutar profesionalmente con la escuadra de los Reboceros de la Segunda División Profesional en la década de 1970-1980, los dos con mucho cariño por la playera, y Roberto con una técnica importante que pronto lo llevó a jugar con Santos de Torreón en la Primera División.
El menor de los Hernández Ayala, no dudo en irse por lo grande en este deporte y hoy los resultados son favorables a esa entrega.
Regresó a su tierra, pero el sabor que ya le había dejado un máximo circuito lo reiteró al enrolarse con Rayados de Monterrey, posteriormente en Monarcas Morelia, donde siguió su paso como entrenador de fuerzas básicas.
Este 2013, “Robert” recibió una mala noticia, al saber que daban de baja al entrenador Romano de Morelia; pero de inmediato llegó otra buena, y era la de que se iba hacer cargo de Toros Neza, filial de Monarcas.
Su llegada fue incierta, por que tenía que conocer al grupo, así, con algunos partidos perdidos -incluso aquí en su tierra cayó 1-0-, nadie esperaba que los astados estuvieran en la fiesta grande, y ahí está: se convirtieron en los niños traviesos de la liguilla con un plantel plagado de jóvenes.
Nicolás, uno de sus hermanos, asegura que “Robert está viviendo una etapa muy hermosa de su carrera, él lo ha comentado, se siente contento y todo lo que le está pasando se lo dedica a nuestro padre”.
De hecho, nos reveló: “cuando mi papá falleció, Roberto tuvo su primera bendición en el futbol porque fue llamado para integrarse a Santos de Torreón en la década de los 80’s”.
Asegura que “el más contento sin duda sería mi padre por ver a su hijo en estas alturas, a un paso de ser campeón y a otro más de llegar a Primera División, pero ahora como entrenador. Estamos muy orgullosos de él”.
Amelia Hernández, la hermana mayor de “Robert” reconoció que se siente bonito verlo en la tele y ver cómo vive sus encuentros, y espera “que le vaya bien a Roberto, eso es lo que todos esperamos en la final ante Necaxa”.
Su cuñada, Rosamaría González destaca que ha platicado con la familia de Roberto y con él también para felicitarlo en cada encuentro, y sólo esperan que la voluntad de Dios les permita verlo campeón.

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