De los errores se aprende y en un su primer año la Copa MX cruzó el puente de un torneo de contratiempos y desdén de los clubes de Primera División a otro de mejor organización y mayor interés.
Luego de una primera edición, en el Apertura 2012, de mal estado de las canchas, inconvenientes en los estadios y poca credibilidad en el proyecto, la segunda entrega del torneo copero presentó un renovado ímpetu de los equipos por ganarlo.
De 28 clubes que participaron en la edición del semestre pasado, 14 de la Liga MX y 14 del Ascenso, prácticamente sólo 16 le dieron la atención y no en todos los partidos del torneo, con otros 12 equipos que prefirieron acudir con una mayoría de suplentes e incluso en la dirección técnica al enviar al auxiliar como responsable.
Para el Clausura 2013 participaron 24 clubes, 11 de Primera y 13 del circuito de ascenso, con aproximadamente 20 equipos que esta vez trataron de hacer lo posible por cumplir sobre el campo.
Como ejemplo del contraste están los casos de los dos más recientes finalistas, Cruz Azul y Atlante. En la Copa del Apertura, La Máquina jugó sus primeros encuentros con una mayoría de titulares, pero conforme avanzó la fase grupal probó con más elementos de relevo, y ni siquiera pasó a Cuartos de Final.
Y Atlante, en las primeras semanas con el mando de Ricardo La Volpe, utilizó a suplentes y el argentino no dirigió los partidos.
La Copa MX presentó canchas inundadas, apagones en los estadios y tribunas vacías, además del desinterés que en el público se generó cuando a las Semifinales sólo avanzaron equipos del Ascenso.
Pero la segunda edición de esta competencia cubrió esas fallas en la organización, aunque no estuvo exenta de la violencia en las tribunas, con el foco en Neza, lugar donde se vivieron conflictos en las dos Copas del año futbolístico.

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