La llegada de monseñor Alfonso Cortés Contreras, nuevo arzobispo de León le quitó la rutina a lo que hubiera sido una mañana cualquiera en el López Mateos.
La vialidad más emblemática de la ciudad vio entrar al XI obispo de León hacia las 11:07 de la mañana.
A la altura de Centro Max se encontraban los primeros puñados de fieles que nunca fueron suficientes para una valla continua.
No más de unas tres o cuatro docenas de personas con banderitas blancas y amarillas saludaron el paso del prelado frente al Centro Comercial.
El contingente más visible eran los alumnos de la Telesecundaria Rosa V. Pelletier, enfundados en la guinda de sus uniformes deportivos.
El tráfico solo se interrumpió unos minutos al paso de la comitiva diocesana.
Fue hasta más adelante, cerca del cruce con San Pedro, que había las islas de entusiasmo más notorias. Varias decenas de alumnos de colegios como el Tepeyac gritaron efusivamente al paso del nuevo pastor de los católicos leoneses.
