Con la euforia prendida al máximo tras clasificarse a su primera final del Clásico Mundial de Beisbol, a Puerto Rico le vino bien tomarse un día libre ayer después de disputar cinco partidos en seis días.
Salvo los lanzadores, el equipo de Puerto Rico se quedó a descansar en su hotel, se hicieron planes para una cena en grupo y luego ver por la noche el duelo del que resultó su rival de la final que se juega esta noche.
Para el manager boricua Edwin Rodríguez, tener descanso no representa una ventaja importante. Pero el respiro no viene mal.
“Este día libre nos sirve para un descanso más mental que físico”, dijo Rodríguez al recitar una secuencia de viajes, diferencias horarias y el hecho que tres de sus últimos cuatro partidos fueron de vida o muerte. “Ha sido una semana intensa, pero no creo que nos dé una ventaja. Ya en este punto del torneo las ventajas y desventajas no son tan marcadas”.
“Vamos a mantener la misma filosofía desde el primer día que nos encontramos, todo un día a la vez”, añadió.
Rodríguez mandará al montículo al derecho Giancarlo Alvarado para su tercera apertura en el Clásico. Alvarado tiene efectividad de 2.16 en ocho innings y un tercio en dos salidas frente a España e Italia.
“Sinceramente, he esperado por esta oportunidad toda mi vida”, un derecho de 35 años que la pasada temporada lanzó en Japón.
Boricuas
Puerto Rico entró a la final por primera vez tras vencer el domingo 3-1 al bicampeón vigente Japón; antes eliminaron a Venezuela y Estados Unidos.
