Los primeros pasos del Papa Francisco en Roma han sorprendido casi tanto como su elección.
Francisco inició hoy su pontificado con gestos atípicos para un Papa: se detuvo en su hotel de Roma y pagó la cuenta de su propio bolsillo, luego fue a una basílica romana para orar en privado ante la Virgen y llevarle un ramo de flores sencillo, y más tarde, en su primera misa, llamó a todos los fieles a la reconstrucción de la Iglesia a través de mensajes cortos y gráficos.
El primer Pontífice latinoamericano y jesuita de la historia, el ya ex Cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio, empezó la jornada con una escala en la basílica romana de Santa María la Mayor para rezar ante la imagen de la Virgen. No usó el papamóvil y se desplazó en un coche privado de El Vaticano sin hacer demasiado ruido.
“Permaneció 20 minutos ante la imagen antigua de la Virgen y depositó un ramo de flores, muy sencillo y simple”, contó Giuseppe, uno de los 15 seminaristas, monjas y prelados que asistieron a esta primera salida fuera de El Vaticano del Papa jesuita.
Poco después se acercó a la residencia que lo alojó durante los días previos al Cónclave y pagó la cuenta.
“Saludó a todo el personal, uno por uno’’, dijo el reverendo Pawel Rytel-Andrianek, quien vive en el mismo hotel y da clases en la cercana Pontificia Universidad de la Santa Cruz.
Más tarde, el Papa ofició su primera misa como Pontífice ante los 114 Cardenales que el día anterior le confiaron la silla de Pedro en un momento especialmente complejo para la Iglesia católica, debido sobre todo a la pérdida de fieles por los escándalos de pederastia.
Francisco improvisó la homilía en italiano, lo que marcó una enorme diferencia con el texto de tres folios en latín que leyó Benedicto XVI hace ocho años en esa misma misa.   
Fue breve y utilizó ejemplos gráficos para hacer llegar a los Cardenales el mensaje de que la Iglesia debe reconstruirse sobre una sólida fe en Cristo.
“Cuando no se construye sobre la piedra, ocurre lo que a los niños en la playa cuando hacen castillos de arena: todo viene abajo, sin consistencia’’, dijo. “Edificar es construir la Iglesia. La Iglesia se construye con piedras, con piedras consistentes, piedras vivas’’, añadió.
Francisco fue elegido el miércoles en cinco votaciones y apenas dos días de Cónclave. Los Cardenales electores hicieron añicos las quinielas y con más rapidez de lo previsto se inclinaron por el jesuita reconocido por modernizar la Iglesia argentina.
Sin querer faltar al juramento de respetar el secreto del Cónclave, algunos Cardenales recordaron las lágrimas de emoción cuando Bergoglio alcanzó los 77 votos necesarios.
Ayer, en sus primeras palabras ante las 100 mil personas que lo vitoreaban en la plaza de San Pedro, Francisco pidió a los fieles que recen por él y en un gesto sin precedentes solicitó la bendición del pueblo y se agachó en señal de sumisión.
“Por supuesto, nos llevamos todos una sorpresa, debo decir que también yo, que no lo esperaba’’, admitió el portavoz vaticano Federico Lombardi.
“Nos impresionó por muchos aspectos nuevos: el origen, el nombre elegido, el estilo con el que se presentó, la manera de hablar, así como los gestos’’, añadió. 
Incluso antes de deleitar a la multitud con su estilo poco ortodoxo en el balcón de la Basílica de San Pedro, Francisco dio indicios sobre un nuevo estilo a los Cardenales.
Mientras aún estaba en la Capilla Sixtina, sus asesores pusieron una silla estilo trono sobre una plataforma para que él se sentara mientras los Cardenales le prometían obediencia uno a uno. En vez de eso, bajó a un nivel inferior y se quedó de pie mientras cada uno de sus pares lo saludaba.
Menos de una hora después, rechazó usar la limosina papal que lo esperaba para llevarlo a la residencia vaticana para cenar.
“Y cuando el último autobús para, ¿quién se baja? Es el Papa Francisco. Creo que le dijo al conductor ‘Esta bien, iré con los muchachos’”, comentó el Cardenal de NY, Timothy Dolan.
La única diferencia entre él y los Cardenales fue que el ahora Papa ya no estaba usando su túnica roja, sino una blanca.
Jorge Bergoglio llevó una reputación de austeridad desde Argentina y es el primer Papa en tomar el nombre de San Francisco de Asís, quien predicó sobre la virtud de vivir en pobreza. El nombre es visto como un gesto de solidaridad con los pobres.

Confían refuerce fe en Latinoamérica

Los sacerdotes que viven en el Colegio Latinoamericano en Roma, estiman que la elección del Arzobispo argentino Jorge Mario Bergoglio como nuevo Papa contribuirá a reforzar la fe en América Latina, que sufre los embates de las sectas religiosas.

El vicerrector, el sacerdote colombiano Alfredo Reveis, considera que por su origen y por ser jesuita “será una gran ayuda para los pobres de América Latina”.
Latinoamérica suma 501 millones de fieles, el 42% del total de católicos en el mundo, según datos del Anuario Estadístico de la Iglesia que publica la Santa Sede. El número de sacerdotes y religiosos no es muy alto. Son casi 70,000, lo que supone un religioso por cada 7,000 fieles aproximadamente.
En el Colegio Latinoamericano residen 77 sacerdotes que estudian en diversas universidades de Roma, entre quienes se encuentra el sacerdote mexicano Carlos Padilla, de 28 años, quien trabajó mucho tiempo en Argentina, y dijo “que será una gran ayuda para América Latina porque conoce muy bien nuestra realidad y conoce muy bien nuestros obispos, pero el trabajo no lo dejamos sólo a él, sino a todos los fieles católicos”, dijo Padilla en la Plaza de San Pedro.
Destacó que el nuevo Papa “es una persona que está muy preocupada por la justicia social, pero que tampoco excluye a nadie”.

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