Temor, es lo que se respira en el ambiente de Felipe Carrillo Puerto o La Ruana, en este municipio de Buenavista Tomatlán, miedo, es lo que se ve en el rostro de su gente y valor, es lo que demuestran todos al estar unidos en la lucha que iniciaron hace algunas semanas: la pelea contra el crimen organizado.
Cientos de personas recorren en motos y autos el municipio, vigilan constantemente que “los malos” no entren a su tierra, se comunican: “acaba de ingresar un coche extraño”, “síguelo”, se contestan, todo para evitar cualquier sorpresa de la delincuencia.
Incluso, el lunes por la noche ya tuvieron una de esas desagradables visitas: “Trataron de meterse al pueblo, pero no lo lograron, aventaron tres granadas con la intención de lastimar a los que estábamos aquí, en la guardia y no lo consiguieron porque no explotaron, afortunadamente eran viejas o defectuosas y no estallaron si no quizá estaríamos hablando de una tragedia”, aseguró uno de los policías comunitarios que hay en la zona.
Otro de ellos se sumó a la narración de su compañero: “Echaron bala, como locos dispararon para todos lados, varios impactos dieron en las casas, donde hay mujeres y niños, pero también gracias a Dios nadie resultó herido”.
Están al pendiente y tajantemente rechazan la infiltración del Cartel Jalisco Nueva Generación entre sus filas: “No queremos inmiscuido aquí a ningún grupo de la delincuencia organizada, nos han llamado haciéndonos malas ofertas, las cuales obviamente hemos mandado a volar ya que seríamos muy tontos al combatir a un grupo delictivo y aceptar a otro”, declaró otro de los guardias comunitarios.
A manera de sarcasmo, mientras cortaba una sandía en una humilde base de cama, uno de los Ruanenses dijo: “Somos tan buen cártel que mire los manjares que comemos, un buen filete de sandía”.
En las carreteras ya se ve presencia del gobierno federal, un puesto militar por aquí, un retén de federales kilómetros más adelante, en cada punto tanto los soldados como los elementos de la Policía Federal (PF) revisan a los choferes y automóviles sospechosos, “¿A dónde va?”, “¿En qué trabaja”, “¿Trae alguna identificación?”, son las preguntas de los uniformados.
