Las condiciones climatológicas extremas, el aumento de seguridad estadounidense y el crimen organizado han elevando alarmantemente las muertes de personas migrantes en la frontera entre Estados Unidos y México, advirtió la organización binacional Ángeles del Desierto.
“De noviembre de 2011 a noviembre de 2012 se recuperaron nada más en lo que es el Valle del Río Bravo más de 480 personas sin vida”, señaló Rafael Larraenza Hernández, director y fundador del grupo de búsqueda y rescate humanitario.
“Es una verdadera tragedia, estamos hablando únicamente de las personas que se recuperaron porque en esa zona nosotros no podemos penetrar porque son ranchos y propiedades privadas donde no hay autorización para entrar, ninguna patrulla, ningún sheriff, así que tenemos que estar a escondidas o rompiendo la ley para buscar a nuestros hermanos”, añadió el activista.
“Tenemos mucha gente de Centroamérica, hay un lugar que es una pesadilla, ‘Palcurrias’, es una zona en donde sólo este año (2012) se recuperaron 125 personas muertas”.
De acuerdo con Larraenza Hernández, los migrantes, principalmente mexicanos y centroamericanos, han elegido en los últimos años recorrer a pie trayectos menos vigilados por policías y delincuentes, pero que conllevan mayores riesgos por las condiciones del clima y terreno.
“(Cuando iniciamos) Estábamos recuperando a 20 o 25 personas fallecidas, desafortunadamente la migración se fue recorriendo para Arizona donde empezamos a tener mucho más fatalidades porque las distancias ya son mucho más largas, ya no eran horas sino días”, dijo.
Detalló que las temperaturas en la zona superan en algunas ocasiones los 65 grados en la tierra.
De los cuerpos que el grupo recupera, pocos son identificados.
