Ciudad de México.- Después de tres décadas de alternancia y contrapesos en los gobiernos que ahora son Oposición, Morena y sus aliados consolidaron ayer el control de los tres poderes de la Unión.
El Ejecutivo, encabezado por la Presidenta Claudia Sheinbaum; el Congreso, bajo conducción del diputado Sergio Gutiérrez y de la senadora Laura Itzel Castillo, ambos de Morena; y una nueva Suprema Corte, presidida por Hugo Aguilar, exfuncionario en la gestión de Andrés Manuel López Obrador, configuran la nueva estructura de poder.
En sesión solemne, el Senado tomó protesta a las nuevas Ministras y Ministros de la Corte, así como a 869 juzgadores federales electos el 1 de junio, en un proceso marcado por los acordeones que indujeron votos y el registro de una baja participación de apenas el 13 por ciento del padrón electoral.
Ayer, en un mensaje con motivo de su Primer Informe de Gobierno, Sheinbaum sostuvo que el proyecto de la 4T continúa y se expande. Al enlistar las 19 reformas realizadas a la Constitución en el último año, colocó como prioritaria la del Poder Judicial.
“La Cuarta Transformación no solo continúa, sino que se profundiza. Se termina la era del nepotismo, corrupción y privilegios, y comienza una nueva era de legalidad y justicia para todas y todos”, afirmó.
Desde Palacio Nacional y con empresarios como invitados, la Presidenta defendió la elección de juzgadores frente a varios de los beneficiarios que se dieron cita en el Patio de Honor de Palacio Nacional.
En el primer asiento de la primera fila, el más cercano a la Mandataria, estuvo el Ministro Presidente Hugo Aguilar. Atrás, las Ministras aliadas del oficialismo Lenia Batres, Loretta Ortiz, Yasmín Esquivel y María Estela Ríos, acompañadas del nuevo Ministro Giovanni Figueroa. En tercera fila, Irving Espinosa y Sara Irene Herrerías.
Antes de ingresar al recinto, Aguilar rechazó el mote de “Corte del acordeón”. “Obtuve un gran número de votos de la ciudadanía y del pueblo que hoy estará presente para acompañarnos en la toma de posición sobre la relación con los otros poderes de respeto”, dijo en entrevista.
En la toma de todo el poder, en 2024, Morena, PT y PVEM obtuvieron una “supermayoría” en la Cámara de Diputados. El INE y el Tribunal Electoral confirmaron una integración que permite a ese bloque reformar la Constitución sin negociar con la Oposición.
En el Senado, la coalición quedó a un voto de la mayoría calificada y sumó a legisladores de otros grupos parlamentarios, pese a que en el pasado habían sido adversarios. El proceso fue criticado por sobrerrepresentación y transfuguismo, pero validado por la autoridad electoral.
Ayer, el senador Ricardo Anaya recordó el origen de la reforma judicial y acusó que carece de legitimidad, enunciando cuatro irregularidades: creación de una mayoría artificial con base en órdenes de aprehensión, integración de comités de evaluación a modo, la implementación de una tómbola con una selección previa y la baja participación en la elección.
“No tiene legitimidad de origen la autoridad que emana de un proceso fraudulento, plagado de irregularidades; nosotros no venimos a descalificar de manera generalizada a más de 800 personas juzgadoras, sería injusto. Pero tampoco podemos callar”, manifestó el panista.
Ahora, con la instalación del nuevo Poder Judicial, el control de las mesas directivas del Congreso y el de Palacio Nacional, Morena alineó las cúpulas de los tres poderes.
HLL
