Ciudad de México.- Como parte de la visita a México de Marco Rubio, secretario de Estado de Estados Unidos, ambos países reafirmaron su compromiso en materia de seguridad.
El objetivo, señalaron, es trabajar juntos para desmantelar el crimen organizado transnacional mediante una cooperación reforzada entre nuestras respectivas instituciones de seguridad nacional, cuerpos de seguridad y autoridades judiciales. Además, colaboramos para atender el movimiento ilegal de personas a través de la frontera.
Programa de Cooperación sobre Seguridad Fronteriza y Aplicación de la Ley
En un comunicado conjunto, México y Estados Unidos informaron que establecieron un “grupo de implementación de alto nivel” que se reunirá regularmente para dar seguimiento a compromisos mutuos y las acciones tomadas dentro de sus propios países.
Esto incluye medidas para contrarrestar a los cárteles, fortalecer la seguridad fronteriza, eliminar los túneles fronterizos clandestinos, abordar los flujos financieros ilícitos, mejorar la colaboración para prevenir el robo de combustible, incrementar las inspecciones, investigaciones y procesos judiciales para detener el flujo de drogas y armas.
Los gobiernos de México y Estados Unidos reafirman nuestra cooperación en materia de seguridad, la cual se basa en los principios de reciprocidad, respeto a la soberanía e integridad territorial, responsabilidad compartida y diferenciada, así como en la confianza mutua”, indicaron.
“Esta cooperación, a través de acciones específicas e inmediatas, fortalecerá la seguridad a lo largo de nuestra frontera compartida, detendrá el tráfico de fentanilo y otras drogas ilícitas, y pondrá fin al tráfico de armas”, añadieron ambas naciones.

Destacaron la estrecha coordinación que ha permitido asegurar la frontera, reducir el tráfico de fentanilo y avanzar en el intercambio de inteligencia, todo dentro de nuestros respectivos marcos legales: “Los dos gobiernos tienen la intención de fortalecer aún más la colaboración en materia de salud pública y coordinar campañas para prevenir el abuso de sustancias ilícitas y opioides”.
Los gobiernos de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo y del mandatario Donald Trump reafirmaron su determinación de cooperar, proteger a nuestros ciudadanos y hacer que nuestras comunidades sean más seguras.
‘¡SOS Marco Rubio!’
En una reunión de una hora y 38 minutos se definió la política de seguridad de México y Estados Unidos.
En punto de las 9:50 de la mañana, el canciller Juan Ramón de la Fuente recibió a la mano derecha del presidente Donald Trump, Marco Rubio.
En la calle Corregidora arribaron camionetas blancas blindadas y personal del Servicio Secreto de los Estados Unidos, marcando el inicio de una jornada que, pese a la formalidad de los discursos oficiales, estuvo acompañada de protestas ciudadanas que solicitaban la intervención de Estados Unidos sobre el territorio nacional.
“Será una reunión muy cordial”, había anticipado Sheinbaum minutos antes, subrayando que el encuentro buscaba refrendar la cooperación bilateral bajo los principios de respeto a la soberanía, reciprocidad, responsabilidad compartida y confianza mutua. No era un matiz menor: la Presidenta quería dejar claro que México no cedería terreno en la defensa de su integridad territorial.
En el Salón Leona Vicario aguardaban ya figuras clave de ambos gobiernos: Roberto Velasco, jefe de la Unidad para América del Norte; Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Gobernación; Omar García Harfuch, titular de Seguridad; el gobernador de Puebla, Sergio Salomón Céspedes Peregrina; y el comisionado del INM. Del lado estadounidense, acompañaba al secretario de Estado el embajador Ronald D. Johnson, quien ha sido pieza central en los últimos ajustes de la relación bilateral.
‘¡No a la narcodemocracia!’
El menú de la reunión estuvo dominado por un objetivo central: echar a andar el “Programa de Cooperación sobre Seguridad Fronteriza y Aplicación de la Ley”, un mecanismo binacional diseñado para enfrentar delitos transnacionales, con énfasis en el combate al crimen organizado, el tráfico de armas y los flujos migratorios irregulares.
Mientras adentro los equipos discutían sobre coordinación y responsabilidades diferenciadas, afuera las calles reflejaban otra narrativa. Grupos de ciudadanos levantaban pancartas y consignas que resonaban frente a las puertas del Palacio: “¡SOS Marco Rubio!” y “¡No a la narco democracia!”, en un intento por captar la atención del visitante y colocar la crítica en el escenario público.
A las 11:38 de la mañana, tras una hora con 38 minutos de reunión, la comitiva estadounidense salió del recinto.
No hubo declaraciones inmediatas, pero las señales fueron claras: tanto México como Estados Unidos buscaban proyectar que la cooperación en seguridad se mantenía firme, aunque no exenta de tensiones.
La visita de Marco Rubio, más allá de los comunicados oficiales, deja una postal que combina diplomacia, símbolos y tensiones sociales.
JRL
