México.- Una investigación del diario español El País documenta la participación de exmilitares colombianos como mercenarios al servicio de cárteles mexicanos, entre ellos el Cártel de Santa Rosa de Lima, con presencia activa en Guanajuato.
El reportaje, firmado por los periodistas Jacobo García y Eliezer Budasoff, expone cómo estos combatientes extranjeros han sido incorporados como entrenadores, operadores de explosivos y refuerzos armados en zonas de alto conflicto.
A través de entrevistas con autoridades mexicanas y colombianas, especialistas en seguridad, habitantes de comunidades afectadas y exfuncionarios del Ejército colombiano, el medio reconstruye el funcionamiento de esta red, que incluye rutas de reclutamiento, métodos de ingreso a México y operativos recientes.
Presencia confirmada en el centro del país

Según datos obtenidos por El País, la presencia de estos exmilitares se concentra en lo que denominan “el triángulo de la muerte”: Michoacán, Jalisco y Guanajuato.
En estas entidades, “son reclutados por Los Viagras, sí, pero también por los Cárteles Unidos, Santa Rosa, La Familia Michoacana y, por supuesto, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG)”, detalla el reportaje.
Una fuente oficial mexicana —cuya identidad se resguarda por razones de seguridad— explicó que estos hombres “operan de manera activa en la defensa de los grupos, en la protección y cuidado de las plazas”.
Se señala que su experiencia incluye el manejo de armamento militar (AK-47, AR-15, lanzagranadas), la colocación de minas antipersonales y el uso táctico de drones con explosivos.
El reportaje incluye el testimonio de Guadalupe Mora, hermano del líder comunitario Hipólito Mora, asesinado en 2023 en Michoacán. Mora relata desde La Ruana: “Andan por aquí haciéndole daño a la gente con los drones, los explosivos y los sicarios”.
Según narra, tras el asesinato de su hermano fue atacado durante un mitin en la plaza del pueblo: “Primero escuchamos el zumbido de un dron y después el estallido de un objeto sobre el techo”.
Otro testimonio recogido en Santa Ana Amatlán, comunidad rural de Michoacán, proviene de un agricultor que prefirió el anonimato. Tras la muerte de un padre y su hijo al pisar una mina, aseguró: “Son esos pinches colombianos. Son sanguinarios, vienen a lo que vienen”.
Una mujer entrevistada por El País en la misma zona confirmó que ha visto a estos hombres circular en grupo durante las noches, con armas visibles, y aseguró: “Se les distingue por cómo hablan y porque siempre van armados”.
Reclutamiento desde redes sociales y agencias de viaje

El reportaje indica que el reclutamiento se realiza abiertamente mediante redes sociales y cadenas de mensajes por WhatsApp.
Uno de los textos revisados por El País ofrece lo siguiente: “El trabajo es para un cartel… 40,000 pesos mexicanos… cuidando la plaza, que nadie se meta y limpiar a los que se quieran meter. Hacer lo que el comando de zona le ordene”.
Además, algunas agencias de viaje en Colombia orientan a los exmilitares sobre cómo ingresar a México: qué decir en migración, cómo vestir y qué llevar.
Al no requerir visa como turistas, muchos de ellos entran legalmente por aeropuertos como el AICM, el AIFA o el de Cancún. Según cifras del propio gobierno mexicano citadas en el reportaje, desde octubre de 2024 más de 1,700 colombianos han sido rechazados en aeropuertos por contar con antecedentes o vínculos sospechosos.
Especialistas: organización y táctica militar
Andrés Macías, experto colombiano y miembro del Grupo de Trabajo de la ONU sobre mercenarios, explicó al medio que “el nivel de entrenamiento de la Fuerza Pública colombiana es muy alto y casi comparable con el de Estados Unidos”.
Muchos de estos exmilitares se enfrentan a pensiones bajas tras 20 años de servicio, lo que los lleva a buscar opciones en el extranjero.
Otra fuente consultada por El País, identificada como exasesor en tareas de inteligencia, agrega: “Los colombianos introdujeron una idea más en clave bélica, con más organización. El narcotraficante mexicano es más de la cultura ‘soy de huevos’, el colombiano es más estratégico”.
Finalmente, una fuente de seguridad vinculada a operativos recientes comentó que muchos de estos hombres “no vienen a vivir aquí, son fantasmas la mayoría. Se están cuatro meses y se regresan”.
JB
