Desde la votación de los cardenales electores hasta la quema de papeletas en una estufa de hierro fundido en 1939, aquí un vistazo a lo que sucede dentro de la Capilla Sixtina durante una elección papal.. Foto: Vatican News

Con información de: El País

Ciudad del Vaticano.- Los cardenales empiezan este martes a instalarse en la residencia de Santa Marta y otras dependencias del Vaticano, donde permanecerán aislados del mundo durante el cónclave hasta elegir al sucesor del Papa Francisco.

La identidad del futuro pontífice es la gran incógnita para los 1 mil 400 millones de católicos y para el mundo, después que el pontificado reformista del jesuita argentino despertara un fervor popular y una división en el seno de la Iglesia.

Hay varios perfiles, muchas personalidades que podrían ser elegidas. Yo diría que al menos cinco o seis”, declaró el cardenal y arzobispo de Argel, Jean-Paul Vesco, al diario italiano Corriere della Sera.

Así aislarán a cardenales en el cónclave

El cónclave empezará oficialmente el miércoles. A partir de las 15H00 (13H00 GMT) de ese día, se cortarán las señales telefónicas en el interior del Vaticano para aislar a los purpurados de influencias externas, anunció la Santa Sede.

Durante el cónclave, los “príncipes de la Iglesia” deben permanecer sin teléfono ni acceso a internet ni a medios de comunicación, y guardar secreto sobre todo lo relativo a la elección del nuevo sumo Pontífice.

Así jura secrecía personal del Vaticano

En la vecina plaza de San Pedro, miles de personas mirarán la chimenea instalada en el tejado de la Capilla Sixtina a la espera de vislumbrar la fumata blanca, primera señal de la elección del 267º Papa.

La elección de Benedicto XVI en 2005 y la de Francisco en 2013 tomaron dos días. Pero algunos esperan ahora que tome más tiempo, máxime cuando es el cónclave más internacional de la historia con cardenales procedentes de 70 países.

Llaman a la paz en Ucrania y Medio Oriente previo al cónclave

Este martes, los purpurados participaron en su última reunión preparatoria que celebran casi a diario desde el deceso de Jorge Mario Bergoglio el 21 de abril y en las que abordan varias cuestiones sobre la Iglesia.

A su término, realizaron un llamado a la paz “en Ucrania, Medio Oriente y muchas otras partes del mundo”, en una declaración escrita. La víspera antes de morir, Francisco había llamado una vez más a poner fin a los conflictos.

En las reuniones, los cardenales también conversaron sobre las finanzas vaticanas, el escándalo de las agresiones sexuales, la unidad de la Iglesia y el perfil del próximo papa, al tiempo que muchos aprovecharon para conocerse.

Las discusiones alimentan además su reflexión de cara al voto final en la Capilla Sixtina, ante el fresco del Juicio Final pintado por Miguel Ángel en el siglo XVI y a puerta cerrada.

Están los candidatos, por así decirlo, naturales, aquellos que ya son conocidos por su papel y su personalidad. Y luego están los que intervienen y te hacen pensar: Es una palabra fuerte. Pero no hay ninguno que ‘aplaste’ a los demás, ninguno del que se pueda pensar: Será él”, según Vesco.

Alojamiento de los cardenales 

Un total de 133 cardenales electores –menores de 80 años– participarán en la elección. La mayoría fueron elevados a este rango durante el pontificado del primer papa latinoamericano.

Su elevado número hizo que la residencia de Santa Marta, donde suelen alojarse desde el cónclave de 2005, se quedara pequeña y se tuviera que habilitar un edificio vecino, que suele acoger a funcionarios vaticanos.

Antes de 2005, los purpurados se alojaban en habitaciones improvisadas en el Palacio Apostólico, más incómodas y con pocos baños, por lo que el papa Juan Pablo II decidió construir la actual residencia.

Santa Marta, donde decidió vivir además Francisco, dispone de habitaciones con baño privado y servicios similares a los de un hotel. La asignación de los cuartos a los cardenales se hizo por sorteo.

Los purpurados pueden acceder a sus habitaciones desde este martes hasta la misa del miércoles en la basílica de San Pedro que precede al cónclave. Para entonces, deberán haber dejado a buen recaudo sus celulares.

El personal que les prestará apoyo durante la elección –médicos, ascensoristas, personal de comedor y de limpieza, etc.– también juró el lunes guardar el secreto de lo que ocurra, so pena de excomunión.

Se busca Papa, entre conservadores y progresistas

Hay algo anómalo en este cónclave que comenzará mañana, respecto a los últimos, a la hora de intentar descifrarlo. Las categorías tradicionales que delinean dos bandos, conservadores y progresistas, no parecen estar funcionando para reunir apoyos en torno a un candidato. “No se entiende hacia dónde va el cónclave”, han confesado varios cardenales. 

En 2005 era estar con o contra Ratzinger, y en 2013, con o contra Bergoglio. En ambos casos el dilema quedó claro rápidamente: en apenas 24 horas (cuatro y cinco votaciones respectivamente). Esta vez podría no ser tan fácil.

Además, lo que se filtra de las intervenciones de los cardenales en las congregaciones generales (las reuniones preparatorias del cónclave) es que abundan los discursos pesimistas. 

La confusión también se debe a las tensiones de este pontificado, que han abierto una brecha entre ambos frentes y cualquier candidato evidente del sector contrario pierde automáticamente toda posibilidad. 

Ambos campos están obligados a buscar nombres de consenso, fuera de sí mismos, y ahí reina la desorientación. Por otro lado, han entrado en juego otros factores que fragmentan el cuadro general. 

En el cónclave más numeroso y más internacional de la historia, el más evidente es el geográfico: muchos cardenales son desconocidos y hay muchas visiones nuevas. El vendaval de reformas de Francisco también ha desordenado el tablero de la elección del Pontífice, tal como se conocía hasta ahora.

Todos los cardenales con los que hablo me dicen lo mismo: estamos perdidos”, cuenta un prelado vaticano. 

“Es una situación muy complicada, es como entrar en una habitación llena de espejos”, resume Giovanni Maria Vian, historiador y exdirector del Osservatore Romano. 

“Es inusual que, dos semanas después de la muerte del Papa, la sensación que transmiten los cardenales es que no se conocen y aún no se han aclarado”, confirma Alberto Melloni, historiador experto en historia de los cónclaves. 

Un escenario inédito

Mañana, a las 16.30, entrarán en la Capilla Sixtina 133 cardenales de 71 países, con una media de edad de 72 años. Es la primera vez que se supera el umbral máximo de 120 electores fijado en las normas vaticanas desde Pablo VI, algo que ahora se ha considerado una potestad papal. 

Entre los cardenales, algunos murmuran que Francisco podía haberse ahorrado la última tanda de nombramientos, el pasado mes de diciembre, porque habría sido un cónclave como los anteriores. Es, apuntan, el último lío que les ha dejado.

“Es un cónclave más imprevisible y complicado porque es más difícil imaginar qué alianzas se pueden crear. Los propios cardenales que creó Francisco son muy diferentes de un país a otro: es la Iglesia del tercer milenio, que es muy diferente de la de Juan Pablo II o Benedicto XVI”, explica Massimo Faggioli, profesor de Departamento de Teología y Ciencias Religiosas de la Villanova University, en Filadelfia (EE UU). Los cardenales europeos son un 39%, y en 2013, cuando fue elegido Francisco, eran el 52%. Sin embargo la gran paradoja es que, con más candidatos no occidentales sobre la mesa, la incertidumbre general ha causado un repliegue: la mayoría de los papables que se manejan son occidentales.

Francisco rompió otras inercias. Ha relegado grandes diócesis a las que hasta ahora casi correspondía la púrpura de forma rutinaria, para favorecer a otras donde simplemente había un obispo que le gustaba, cercano a la calle, implicado en la comunidad. Esto hace que no haya en el cónclave un cardenal de París, Milán, Venecia, Praga o Los Ángeles. Y sí de Tonga, Haití, Paraguay o Suecia, algunos de los 15 países nuevos en el mapa del cónclave.

La novedad con un número tan alto de votantes no solo es que se complican los acuerdos, es que marca un listón altísimo para la mayoría exigida de dos tercios: 89 votos. Esta es una de las razones por las que se cree que el cónclave puede ser más largo, porque la dinámica de los escrutinios hace que se vayan moviendo votos hacia los nombres que despuntan, pero en esta ocasión ese trasvase puede ser más lento y laborioso. No se perciben dos o tres grandes bandos como era tradicional, sino que al no conocerse entre ellos se trata más bien de agregaciones de pequeños grupos. Se irá hacia una especie de gran centro. “Francisco quería destruir las alianzas del cónclave. Optó por crear un colegio donde los cardenales no se conocieran entre sí. Muchos de ellos, vestidos de sacerdotes, no distinguirían a los demás cardenales de sus secretarios. Esto hará que la formación de grupos sea más improvisada”, opina Melloni.

Dejando a un lado las ceremonias de nombramiento de cardenales, donde acuden todos, en 12 años Francisco solo ha convocado un consistorio ?asamblea de purpurados?, para que debatieran entre ellos. Fue en 2014, chocó con la asamblea y ya no les llamó más. Luego han pasado 11 años. En este clima se cree que los cardenales más jóvenes, los más inexpertos, seguirán el consejo de los más veteranos, y es la razón por la que, en un primer momento, hayan aparecido como papables los cardenales más conocidos por todos.

JRL

 

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