Sao Paulo, Brasil.- El presidente Lula, que enfrentaba una creciente impopularidad, una intensa oposición en el Congreso y riesgos para su probable candidatura a la reelección, parece haber ganado políticamente con la situación. Y desde el miércoles podría catapultarlo aún más luego de que Donald Trump firmó una orden ejecutiva para imponer los aranceles del 50% que había amenazado contra Brasil, estableciendo una justificación legal de que las políticas del gobierno brasileño y el enjuiciamiento penal del expresidente Jair Bolsonaro constituyen una emergencia económica con base en una ley de 1977.
Ahora, el izquierdista de 79 años, en el cargo por tercera vez no consecutiva en su larga carrera política, está viendo una renovada aceptación, apoyo congresional contra Trump y súplicas para postularse una última vez para defender la soberanía de Brasil.
De vuelta en el juego
Lula ha aparecido más energizado en público desde el primer anuncio de Trump. En una asamblea nacional de estudiantes el jueves 17 de julio, llevaba una gorra azul que decía “Brasil Soberano Nos Une”, un contraste con la gorra roja de MAGA.
“Ningún gringo le dará órdenes a este presidente”, le dijo a la multitud, y calificó el aumento de aranceles como “un chantaje inaceptable”.
El impacto en Lula no es el primero. Las acciones de Trump dirigidas a otros países han impulsado a rivales ideológicos en Canadá y Australia en lugar de fortalecer a sus aliados a nivel local.
La encuestadora privada Atlas informó el martes 15 de julio que la popularidad de Lula había subido después de su disputa con Trump. La aprobación de Lula pasó del 47,3% en junio al 49,7% desde que comenzó la batalla arancelaria. La encuesta de más de 2.800 personas se realizó del 11 al 13 de julio, con un margen de error de dos puntos porcentuales. El estudio también dijo que el 62,2% de los brasileños piensan que los aranceles más altos son injustificados, mientras que el 36,8% está de acuerdo con la medida.
La justificación de Trump y los aranceles contra Brasil
El presidente estadounidense Donald Trump pudo haber pensado que presionar a Brasil con aranceles más altos ayudaría a su aliado, el exmandatario presidente del país Jair Bolsonaro, pero la medida aparentemente resultó contraproducente.
La semana pasada, Trump envió una carta al presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva amenazando con un impuesto de importación del 50% y vinculando directamente la decisión al juicio de Bolsonaro, al que llamó una “caza de brujas”.
“¡Este juicio debería terminar de inmediato!” escribió Trump el jueves por la noche en una segunda carta, esta dirigida a Bolsonaro. Añadió que había “expresado enérgicamente” su desaprobación a través de su política arancelaria.
En lugar de retroceder, el Supremo Tribunal Federal de Brasil intensificó el caso, empeorando los problemas legales de Bolsonaro. El viernes por la mañana, la policía federal allanó la casa y la oficina política de Bolsonaro. Al expresidente se le ordenó usar un monitor de tobillo, se le prohibió usar redes sociales y se le impusieron otras restricciones.
HLL
