Panamá.- Demoró veinte años para aceptar que su esposo ya no regresaría a casa.
Ahora, María Gálvez se aferra a una chispa de esperanza de que las nuevas exhumaciones iniciadas esta semana en Panamá para identificar a un grupo de personas muertas o desaparecidas durante la invasión de Estados Unidos hace tres décadas le permitan encontrar los restos de su esposo, Erasmo Ibargüen.
Ella y sus hijas son algunos de los familiares que han estado muy pendientes en un cementerio de la capital donde avanzan las excavaciones. Éstas fueron ordenadas por el Ministerio Público como parte de la reapertura de 14 casos de desaparecidos gestionados por una comisión que busca la verdad sobre las víctimas de la invasión que expulsó al dictador Manuel Noriega el 20 de diciembre de 1989.
Funcionarios del Instituto de Medicina Legal y del Ministerio Público participan de diligencia de exhumaciones de 8 restos sin identificar de fallecidos del 20 de diciembre de 1989. pic.twitter.com/F3GgKppSKB
Ministerio Público (@PGN_PANAMA) January 20, 2020
Los forenses y antropólogos han encontrado hasta ahora un pedacito de hueso humano que fue llevado a los laboratorios para su análisis, pero el proceso marcha lento y de manera manual, dijo el viernes a AP Maribel Caballero, funcionaria de una fiscalía encargada de casos de homicidios y femicidios de la zona metropolitana.
MEDICINA LEGAL EXTRAE LOS PRIMEROS RESTOS ÓSEOS DE LAS EXHUMACIONES https://t.co/sanfBvqUmN pic.twitter.com/Dik0U9zn5T Panama Press (@PanamaPress) January 24, 2020
Gálvez, de 62 años, y sus hijas Nelibeth y Niska comenzaban a inquietarse por los escasos resultados hasta ahora, al igual que otros familiares entrevistados por la AP en el cementerio Jardín de Paz.
#Video Al menos una veintena de personas entre funcionarios del Instituto de Medicina Legal, arqueólogos y científicos trabajan en el proceso de exhumaciones de 8 víctimas de la Invasión, en el Jardín de Paz ubicado en Santa Elena.#Panamá #EnSegundos pic.twitter.com/qo9qJj5Msx En Segundos Panamá (@ensegundos_pa) January 22, 2020
Gálvez cuenta que su esposo Ibargüen, en ese entonces de 32 años, salió la noche de la invasión a cumplir su trabajo de inspector de aduanas en un sector de la capital que fue uno de los puntos atacados por los estadounidenses. Dijo que su esposo siempre cargaba un arma de fuego y que eso probablemente causó que le disparasen. Sus hijas Nelibeth y Niska tenían apenas 12 y 3 años, respectivamente.
“Esperé que volviera a la casa durante 15, 20 años”, aseguró a la AP Gálvez, quien carga en su cartera la cédula de identidad de su difunto esposo y su carné de estudiante. Ahora ya solo espera encontrar sus restos.
Treinta años tuvimos que esperar. Ahora hay que aprovechar (las nuevas exhumaciones). No creo que se puedan dar más”, dijo su hija Nelibeth.
