El pasado sábado 1 de diciembre, el Gobierno abrió las puertas de Los Pinos al público en general, lugar en donde han vivido todos los expresidentes de México y donde por último estuvieron Enrique Peña Nieto y Angélica Rivera.

“A dónde fueron a dar no solo los objetos decorativos o el mobiliario, sino también las obras de arte, en la casa presidencial había cuadros y esculturas que se cambiaban cada sexenio, pero que forman parte de un acervo, de un acervo del Gobierno que tiene obras carísimas como parte de su colección institucional”.

 

AVES DE RAPIÑA A LA ESPERA 

Con la bienvenida al nuevo Gobierno y la despedida de Enrique Peña Nieto y su familia del mando, también vino una ola de críticas e indignación, pues Los Pinos ‘amaneció’ sin cuadros, cubiertos, tapetes, macetas, entre otras cosas de mucho valor, que solían estar ahí, ahora se tienen imágenes de cómo dejaron ‘Los Pinos’ tras su ‘rapiña’.

La ex familia presidencial no ha dicho nada, y no hay mensajes sobre lo que pasó con esas cosas, por lo que se dice en más de un medio de información que Peña, Angélica Rivera y sus hijos se quedaron con cosas que no debían y que aprovecharon que los empleados serían despedidos (al convertirse la casa en un museo) para tomar las cosas sin que nadie diera fe de un antes y después.

 

Pero en el programa de Televisa Punto y Contrapunto, se ‘aconsejó’ a los ciudadanos no caer en ‘trampas de desinformación’.

Angélica Rivera ‘arrasó’ con Los Pinos, dicen en varios medios y redes sociales, tras darse a conocer que entraron varios camiones de gran tamaño al lugar para transportar las pertenencias de la familia, pero que el personal señaló que se estaban llevando artículos que no eran de su propiedad.

 

En el canal de YouTube Chaleco se dijo que arrasaron con alfombras, candelabros, obras de arte, lujosos muebles y hasta cubiertos de la cocina.

“Colchas, edredones, toallas, tapetes, macetas y productos de jardinería”; se dijo que no habrá un control de todo lo que se llevarán Enrique Peña Nieto y Angélica Rivera pues la casa quedará como un museo para la posteridad y “los empleados serán despedidos sin que nadie pueda informar sobre las cosas que se llevaron”.

 

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